La trata de personas: voces que aún no son escuchadas

Hagamos conciencia desde nuestras posibilidades para que los seres humanos no sean objetos de compraventa o mercancía.

descripción de la imagen
El fiscal impuesto, Rodolfo Delgado, fue empleado del ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro. Foto EDH / Archivo

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-08-02 7:56:26

El 30 de julio se reconoce como el Día Internacional contra la Trata de Personas. Este problema arraigado en nuestro entorno social, como muchos otros, ha sido siempre una temática de alto riesgo para la integridad del ser humano. Infinidad de casos y voces de victimas que salen raras veces a la luz y los pocos que salen no logran, en su mayoría, encontrar un apoyo y respuesta de la sociedad para salir de una situación de alta vulnerabilidad.
La trata de personas es un problema mundial y es un delito vergonzoso y atroz, en que se priva de un derecho inherente al ser humano, como es la libertad. Quienes ejecutan el rol de tratantes, personas sin escrúpulos e inconscientes, engañan a personas de cualquier rincón del planeta, sometiéndoles a través de engaños y falsas promesas, a situaciones de explotación. En este sentido, la explotación ya no es únicamente de tipo sexual, sino que trasciende a otras áreas como el trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil, extracción de órganos, acosos y ultrajes cibernéticos, en que este último se ha volcado más de lleno ante el confinamiento y lo que ha generado la pandemia.
En El Salvador, tomando como referencia información de la data de la Policía Nacional Civil, arrojaban datos de 2014 a 2018, el 71% de casos de trata de personas en el país, fue con fines de explotación sexual, y el otro 29% distribuido en otros tipos de abusos como trabajo y mendicidad forzada, adopciones fraudulentas, entre otros. Por otra parte, el reporte de 2020 de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador, manifiesta que si bien es cierto se han sumado esfuerzos con la incorporación de más recurso humano e insumos formativos, sigue siendo insuficiente para lograr erradicar el problema en cuestión. Según el informe en mención, los/as tratantes recurren cada vez más a las redes sociales y a las plataformas de mensajes para atraer a las víctimas. La corrupción y la complicidad, incluso dentro de las fuerzas del orden, el sistema penitenciario y los gobiernos locales, siguieron siendo un gran obstáculo para las actividades de aplicación de la ley.
Con base en lo que se presenta, se vuelve necesario priorizar y buscar alternativas para erradicar este problema que acecha la sociedad en general. Apoyar denunciando situaciones que generen un peligro a la integridad humana, fomentar la actualización de cuerpos normativos que regulen de una manera más efectiva los delitos relacionados a la trata de seres humanos, y lo más importante, la cultura y educación como eje y cimiento de una estrategia que busque concientizar a las poblaciones sobre este tema.
Hagamos conciencia desde nuestras posibilidades para que los seres humanos no sean objetos de compraventa o mercancía. Que ese trabajo articulado de todos los sectores sociales sea bajo un compromiso y voluntad de querer realizar un cambio sustancial y proteger a nuestras poblaciones en el mundo. Recordemos que el origen y el fin del Estado debe ser la persona humana y, por lo tanto, esta debe ser protegida.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador.