La canastilla para el Divino Niño Jesús

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Virgina Roberts afirmó que fue forzada por Epstein a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés, lo que este niega. Foto/ AFP

Por María Alicia de López Andreu

2021-12-30 6:00:02

Navidad significa alegría para muchos, recuerdos para otros, dolor contenido para muchos más. Principalmente, es un tiempo para vivir el amor inmenso de Dios, enviándonos a su Unigénito, encomendándolo a la Virgen María y a San José, su esposo. Navidad no es un árbol lleno de luces, o adornos sencillos o lujosos que llenan las calles, los comercios, los hogares. Navidad es la Sagrada Familia, tres personas humildes, en una cueva, en un establo, donde brilla un Niño que oculta su divinidad bajo su carne tan humana como la nuestra, como la de nuestros hijos, nietos, bisnietos. Un bebé rodeado del amor infinito de María y José, calentado por un asno y un buey, pero reconocido como Dios por los pastores a quienes los Ángeles invitaron para llegar a adorarle. Sí, es muy del caso preparar nuestro hogar para recibirle, pero especialmente debemos preparar nuestra alma y corazón.

Y, en paralelo, recibo el anuncio del próximo nacimiento de un nuevo bisnieto. Preparando mentalmente su canastilla, recordé esta otra, una bella costumbre colombiana: la canastilla para el Divino Niño Jesús, que con inmenso amor y fe podemos preparar para Él, en esta Navidad de 2021, cuando estamos tan necesitados de su perdón por lo mucho que le ofendemos y de su misericordia para nosotros y para nuestra Patria. La comparto con el deseo de que, haciéndola, tengamos una muy bella y bendecida Navidad. Dice:

“¿Será posible, Dios mío /mi redentor y mi Rey /que nazcas en un pesebre /sin que haya un alma piadosa /que te ame y quiera abrigar /fabricándote sencilla /con sus manos un ajuar? /

Yo lo haré, si lo permites /y esta es la lista, Señor, /de los humildes obsequios /que ha de ofrecerte mi amor.

Te haré nueve camisitas /de una hechura sin rival /serán nueve comuniones /su tela sacramental. /Cada camisa que te haga /dulce Niño Celestial /tendrá un bordado precioso / de obediencia sin igual. /Y a su orilla habrá un encaje /que tendrá tu aceptación: / veinticinco actos por día /de rendida adoración.

Tus cofias, Niño adorado, /de rica tela serán:/mi silencio es el encaje, /mi mansedumbre el olán. /Tus pañales serán doce, /cada cual de estos pañales /tejerán tres comuniones /fervientes, espirituales.

Te he de envolver en franelas /de diferente color; /formaré las encarnadas /con cien afectos de amor. /Las franelas amarillas /las haré con la oración; /las blancas serán cosidas /con pureza de intención. /Las medias serán tejidas /con abnegadas acciones, /que quien al prójimo sirve / sabrá agradecer tus dones.

Los zapatitos de lana /que ponga en tus yertos pies /serán los actos humildes /que practique en este mes. /Tus fajas serán mis obras /de compasión y piedad, /será tu almohada de plumas /mi eterna felicidad.

Por reverencia a la piedra /que fue tu duro colchón /te ofrezco treinta y tres actos /de sincera contrición. /En recuerdo de tus pajas /que abrigaron tu señorío, /mi dulce Niño y mi Dueño /no me quejaré del frío.
Pongamos manos a la obra, /comencemos el ajuar, /que en su viaje con María /San José lo va a llevar. /Y así cuando hayas nacido, /dulce Niño de Belén, /calentaremos tus miembros, / ¡te vestiremos muy bien!”

Divino Niño, concede a El Salvador que, amándote como debemos, en 2022 regresemos al buen camino. ¡Felicidades!