Trabajar por el bien común

Si es grave que el Presidente de la República ordene a los diputados no votar por un candidato determinado, tampoco es admisible que el presidente del COENA trate de influir en las decisiones de la bancada de su partido, al pretender que se desconociera el Protocolo de Entendimiento que dará al PCN la presidencia del Poder Legislativo

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Foto de referencia/ Archivo

Por Teresa Guevara de López

2019-11-03 5:10:12

Nuestro sistema de gobierno es republicano, democrático y representativo, lo que significa que con nuestro voto elegimos a las personas que los partidos políticos proponen para ocupar los cargos de presidente y vicepresidente en el Poder Ejecutivo, a los diputados de la Asamblea Legislativa y a los alcaldes en los diferentes municipios. A ellos les hemos dado nuestra representación, que los gobiernos del FMLN pretendieron cambiar por un gobierno participativo, para que “el pueblo” mediante plebiscitos, decidiera el rumbo que el país debería llevar, cambiando las cláusulas pétreas de nuestra Constitución que defienden la democracia representativa.

Es enorme la responsabilidad que los funcionarios adquieren al ser elegidos, una muestra de confianza de que dedicarán todo su esfuerzo a trabajar por el país y por sus ciudadanos, para lograr el bien común y no para beneficio de intereses partidarios, clientelismos o intereses personales. Pero hoy pareciera que los funcionarios, después de ser juramentados, olvidan totalmente sus obligaciones y comienzan a aprovecharse de las ventajas del cargo.

Los diputados de la Asamblea Legislativa continúan poniendo en primer lugar los colores de su partido, cuando los únicos colores que deberían existir en ese recinto son el azul y blanco de nuestra Bandera. Las bancadas se ponen de acuerdo y analizan si esta ley les puede servir como un as bajo la manga para hacer que otras bancadas den su brazo a torcer y acepten la propuesta. Hay entendimientos a futuro de votar por otros colores para devolver el favor, y así, sucesivamente sin haber analizado la ley a fondo y considerar si tiene visos de inconstitucionalidad. Los resultados de este tejemaneje los tenemos a la vista con las elecciones de segundo grado, que con tremendo retraso han llevado a elegir a personas sin idoneidad para el cargo, y sin seguir el debido proceso, ni analizar el perfil de los aspirantes y las razones que tuvieron para llegar a esa decisión. El bochornoso recurso de usar a los suplentes, aun estando presentes los propietarios, ha sido una nueva modalidad para llegar a estos arreglos.

La prueba de que ARENA continúa desgastándose en pleitos internos fue el comunicado oficial del COENA de que el alcalde Muyshondt no podía ser el vocero o negociador con el Gobierno Central, por su cercanía con Bukele. ¿Será que para los tricolores la mejor forma de gobernar es peleándose con el partido en el gobierno? Es evidente que para que el alcalde pueda desarrollar sus labores para beneficio del pueblo tiene que estar de la mano con el Gobierno Central en un plan de cooperación. De lo contrario, se repetirá la historia de cuando Norman Quijano estaba en la Alcaldía de San Salvador y muchos de sus proyectos fueron eliminados por el gobierno del Frente, entre ellos el más emblemático, el de los buses articulados ya que entorpecía al malhadado SITRAMS.

Si es grave que el Presidente de la República ordene a los diputados no votar por un candidato determinado, tampoco es admisible que el presidente del COENA trate de influir en las decisiones de la bancada de su partido, al pretender que se desconociera el Protocolo de Entendimiento que dará al PCN la presidencia del Poder Legislativo en los siguientes 18 meses, por su afinidad con las posturas del Frente.

El resultado de estas actitudes tan infantiles, poco democráticas y menos inteligentes es que le están regalando votos a GANA y Nuevas Ideas en las próximas elecciones.

Ya es tiempo de que nuestros funcionarios comiencen a preguntarse si están trabajando por el bien común y cumpliendo con lo que juraron con la mano alzada.

 

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