Todo el conocimiento en un canasto

Doña Minta sabe que un discurso “mal enfocado” o fiscalmente amenazador por parte de Casa Presidencial, o por parte de cualquiera de los funcionaras adscritos a ésta, puede generar un verdadero terremoto en los precios de los comerciantes al detalle.

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Los artistas de la Joven Orquesta de Guitarras de El Salvador desean promover el estudio de las cuerdas. Foto EDH / Cortesía

Por Max Mojica

2019-09-16 4:15:28

Ir de compras al mercado es un gusto adquirido. En mi caso, se trata de un gusto particular heredado de parte de mi abuela materna, la Abuelita Mary.

Siendo un párvulo, la acompañaba al mercado de San Jacinto, a escasos metros de su residencia, a realizar sus compras diarias, ya que, como siempre lo sospeché, evitaba subrepticiamente realizar sus comprados de una sola vez, a efectos de poder regresar una y otra vez a esa especie de “centro de negocios” y así poder parlotear sobre la actualidad política, social y económica del país.

Ir con ella, era como participar en un “living chat” pero de los de a de veras, viendo, riendo y llorando cara a cara con las personas, no como sucede con la tecnología de ahora, que nos hace decirle “Friends” a verdaderos desconocidos, quienes tienen acceso a nuestras vidas por medio de las frías pantallas de sus teléfonos inteligentes.

Los olores y colores tan típicos del lugar, junto con el aderezo único del carácter de su gente, hacen que una visita a un mercado sea insustituible. En el lugar encontrarás de todo, desde unas sencillas sandalias, hasta una Torre Eiffel en miniatura, curiosamente idéntica a la que compré en el Champ de Mars, cuando estuve de visita en el país de la gastronomía.

Pero lo más interesante de todo es la conversación. Si llegas al puesto de Doña Minta, con gusto puede darte clases gratis de economía. Ella sabe -por que entiende los vaivenes de la cadena de producción-, que los precios de los tomates subirán un día dado, derivado del anuncio del gobierno respecto al aumento del salario mínimo, o por la variación al alza del precio de referencia de la gasolina anunciado por el Ministerio de Economía.

Más que intuir, ella conoce —porque ha trabajado en el sector privado toda su vida— la simbiótica relación existente entre todos los actores de la economía. Si se afecta a uno de ellos, por medio de alzas de precios de insumos o materia prima, por la criminalidad o por alzas en tasa de impuestos, toda la cadena sufre, transmitiendo las variaciones positivas o negativas por medio de olas sísmicas que llegan hasta el final de la cadena: el consumidor.

Doña Minta sabe que un discurso “mal enfocado” o fiscalmente amenazador por parte de Casa Presidencial, o por parte de cualquiera de los funcionaras adscritos a ésta, puede generar un verdadero terremoto en los precios de los comerciantes al detalle.

“Hay mi’jo, es que aquí nadie pierde —me dijo—. Figúrese usté, cuando le metieron la retención a los fletes, rapidito subió toda la fruta que viene de Guatemala. Cuando nos metieron ese mentado SEX (nota editorial: Doña Minta se refería a la Contribución Especial a la Seguridad Ciudadana, o abreviadamente “CESC”), en dos patadas subieron los precios. Es que aquí el que no corre, vuela”.

Y es que solo el que ha trabajado y emprendido, experimentado los sudores, sacrificios y sinsabores propios del sector empresarial (grande, pequeño o micro), “zocándola” para poder pagar planilla, proveedores e IVA a fin de mes, sabe que la salud de toda economía depende mucho de las decisiones que toma el Gobierno.

Por eso, todos temblamos cuando oímos que quieren que le autoricen “más préstamos”, porque más allá de las posibles buenas intenciones del Ejecutivo, como contribuyentes sabemos que los préstamos los pagamos todos, usualmente, con más impuestos, los cuales acaban afectando toda la cadena de producción, variaciones que se expandan casi de forma cuántica hasta llegar a afectar el precio de los tomates que descansan apetitosos en el canasto de Doña Minta.

Eso sí, mientras reflexiono sobre las clases dominicales de economía sentado en el banco de madera en su puesto de mercado, aprovecho para degustar otra horchata helada, IVA incluido, como solo la saben preparar en este espectacular lugar.

Abogado, Máster en leyes