Solos en el juego de la vida

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Por Carlos Balaguer

2019-09-19 7:01:57

Solos llegamos al juego de la vida y solos partimos cuando éste acaba. “¿Quiénes son los que se casan?”, preguntó el joven Moro al jugar con su amiga. “Un hombre y una mujer que se aman”, respondió Rhada. “¿Quiénes fueron tus padres?”, prosiguió aquél. “Apenas lo recuerdo –exclamó la chiquilla con nostalgia–. Nos separamos al morir ellos y así fue como vine a vivir a tu casa. Pero, por igual, hay quienes se separan cuando acaba el amor”. Entonces concluyeron que eso era ser casado: unirse y separarse después por dejarse de amar o a causa de la fatalidad. Encontrarse el uno al otro y abrazarse en algún lugar de la existencia, tratando febriles de ser uno solo, inútilmente. Porque todo en el mundo es cambio. Lo que muere, no muere en verdad sino simplemente cambia. La materia no se destruye, sino solamente se transforma, dice la ley física. Igual nuestro ser y la vida misma. Un árbol que arde en llamas, renacerá en las cenizas de otro amanecer. Cuando se apaga el fuego del amor es sólo parte del drama del cambio. Todo es así de igual, desde la flor, el hombre a la estrella. En este juego estelar de dulce soledad. (VII)

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