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OPINIÓN: El suicidio de una médico interna

Debe servir esta tragedia para revisar qué pasa en la relación médico-docente-estudiante, ya que, debe ser esa correlación donde se formen los valores que en el futuro serán los cimientos del nuevo profesional y no se venga repitiendo patrones donde ridiculizar, castigar y maltratar a un estudiante ha sido la regla.                 

Por Ricardo Lara
Médico

La violencia social y nuestros antivalores cobraron una vida. Se trata de una estudiante de medicina que cursaba su internado rotatorio. Tristemente se puede leer en las redes sociales que todos dan opinión y básicamente es ella quien debe cargar toda la culpa de su decisión. Pero es necesario buscar las causas del entorno.

Criticar a una persona que se quitó la vida solo habla de una sociedad totalmente descompuesta. Debe la joven ya descansar en paz y que sea su muerte la que haga que se revise lo que se oculta tras las puertas y paredes de los ambientes de formación de los futuros médicos, donde el acoso sexual y tantísimas formas de desesperar a un estudiante aún prevalecen.

Soy de la opinión de que la decisión de quitarse la vida no es responsabilidad de otra persona pero sí de un entorno. Todos callan y nadie da la cara por una tragedia que enluta a una familia salvadoreña.

Debemos entender que la salud mental de la sociedad salvadoreña no es ni por cerca la mejor. Estamos en una pandemia y estudiantes de medicina que la han vivido bajo el terror y formación sus dos últimos años en forma virtual,  los actuales estudiantes que reflejan las malas decisiones de las facultades de no tener el coraje de detener por un momento la formación académica y el Estado, que vieron en el médico interno una mano de obra barata. Así se les obligó más a sacar trabajo que a estudiar. Sin embargo, el interno debe culminar  exitosamente su carrera, no terminar en una tragedia que enlute a un país.

Que sea el MINSAL el que realice una investigación exhaustiva y si encuentran anomalías, que estas sean subsanadas para que esto no vuelva a ocurrir, aunque dudo muchísimo que se llegue a la verdad, pues vivimos en un país donde la vida no importa. Recientemente publiqué un artículo sobre las enfermedades mentales y entendemos que tanto la depresión y otras ya no son ni calificadas de raras ni son estigmatizadas, sino que se aceptan como cualquier dolencia que debe ser tratada y no ignorada y no se trata de ser indulgente ni permisivo. Solo pido un poco de empatía para cualquier persona que adolezca de una enfermedad mental.

Ahora se habla de realizar evaluaciones psicológicas a todo estudiante que empieza a estudiar medicina. No es mala idea; sin embargo, quizá a quienes se les debe realizar tales pruebas debe ser a los cuerpos docentes. Los estudiantes saben quiénes ofenden, acosan, tratan en forma indigna a sus alumnos, cuando ellos no tienen la culpa de los traumas que viene arrastrando el superior.

Debe servir esta tragedia para revisar qué pasa en la relación médicodocente-estudiante, ya que debe ser esa correlación donde se formen los valores que en el futuro serán los cimientos del nuevo profesional y no se vengan repitiendo patrones donde ridiculizar, castigar y maltratar a un estudiante ha sido la regla.

Lamentablemente las quejas de un grupo de estudiantes ante la opinión pública llegan demasiado tarde, pues el costo que se ha pagado en este caso es la muerte de su compañera.

El silencio solo sería una señal de complicidad e indolencia, que, sin un dejo de piedad, llevaron a esta médico interna a tomar tal fatal decisión. No esperemos a que esto se repita, no puede un país perder a más jóvenes y que nada importe; al contrario, debe haber un antes y un después para que la profesión de medicina valore la vida como debe ser, que sepa un estudiante que la preparación es exigente pero no significa que deba ofrendar la vida por un sistema de salud que prefiere callar y jamás se encuentran las causas históricas.

En las redes sociales aparecen tantos comentarios peyorativos sobre este lamentable suceso y también se puede leer comentarios por especialistas o subespecialistas que cuentan lo duro que les tocó vivir ante algún acomplejado jefe; sin embargo, mantienen en secreto el nombre de estos médicos y docentes. Así no se hace nada. Se debe terminar con el acoso al estudiante de medicina que, según leyes de la República, hay un ente que lo protege cuando es toda una falacia, otra ley como sucede en este país.

 

Médico.

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