Recientemente fueron juramentados los representantes ante el Consejo Nacional del Salario Mínimo (CNSM), en cuyo seno se busca el diálogo social tripartito. Este hecho es un avance positivo para retomar la búsqueda de consensos entre los sectores productivos del país y que se restablezca el respeto a los derechos laborales, a organizaciones de trabajadores y de empleadores, los que habían sido violentados al incumplir la normativa internacional de trabajo (Convenio 144 OIT).
Para que el ejercicio de diálogo social sea legítimo en dicho Consejo se considera fundamental el tomar decisiones por consenso, basar el análisis y la discusión en criterios técnicos, y sobretodo, anteponer factores de predictibilidad y sostenibilidad del empleo en el sector productivo.
Se espera que la instalación del CNSM sea el inicio del respeto del diálogo tripartito por parte del Gobierno, cumpliendo su papel de ser un facilitador para la torna de decisiones entre los sectores representativos del sector empresarial y laboral salvadoreño en todas las instancias tripartitas. Enviar al interior del Consejo señales de transparencia y de apego a la ley, será un mensaje positivo de cumplimiento de reglas que propiciará las condiciones necesarias para la generación de empleo e inversión en beneficio de los salvadoreños.
De acuerdo con el Código de Trabajo y a convenios internacionales, al CNSM, formado por trabajadores, empresarios y gobierno, en exclusiva le corresponde sesionar para decidir cómo, cuándo y en qué plazo se revisarán las tarifas de salarios mínimos. Y ante esto, doy fe que en la primera reunión del Consejo no fue definido ni acordado un plazo ni los mecanismos de revisión de una modificación a salarios mínimos.
El plazo que se pretende imponer desde afuera volvería imposible realizar un análisis económico y social íntegro y profundo, como lo ordena el Código de Trabajo y los tratados internacionales, particularmente lo establecido en el Convenio 99 de la OIT, que manda el realizar una “detenida consulta con las organizaciones interesadas más representativas de empleadores y de trabajadores”, y atentaría contra lo establecido en el artículo 4 del Convenio 131 de la OIT, referente a que “se consulte exhaustivamente con las organizaciones representativas de empleadores y de trabajadores interesadas”.
Para que se genere productividad en los hechos, crecimiento y desarrollo, hay que lograr las mismas condiciones que tienen los productores en países comparables; por ejemplo, quitar el IVA a los insumos agrícolas como en Honduras, donde el productor paga precios menores; o quitar el límite de tenencia de la tierra como en Guatemala, donde la extensión de las unidades productivas permite el cultivo extensivo, el generar economías de escala y por tanto, contar con bajos costos de producción que las hace competitivas regionalmente. En Guatemala la tenencia de propiedades aún se miden en cientos y miles de manzanas, se miden por caballerías (1 caballería = 64 manzanas). La amplitud de terreno da ventajas, como utilizar equipo mecanizado.
Es fundamental no sólo buscar entendimientos entre los sectores involucrados, sino también generar información que de transparencia al mercado y facilite la toma de decisiones a los agentes económicos. Se debe trabajar más en este sentido, ya que El Salvador todavía aparece como un país relativamente caro en una serie de productos, como alimentos, importantes en la canasta básica.
La falta de políticas productivas ha provocado que el país se ubique en los últimos lugares de crecimiento en la región centroamericana. Según estudios, de cada diez personas en edad de trabajar, cuatro son inactivos, quedando fuera de la fuerza laboral, relacionado no solo con el bajo crecimiento, sino al hecho de que muchas personas se desalientan al no encontrar trabajo, y por tanto desisten buscarlo.
Exministro de Economía.