Diplomacia y acuerdos

Nadie dice que la diplomacia sea fácil, y quien lo dice o muestra de esa forma, está totalmente desubicado. La diplomacia puede de un momento a otro complicarse y llegar a romper lazos de cooperación y reciprocidad entre los países, causando un grave daño a los habitantes.

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Será del 1 al 18 de diciembre en el jardín del CCESV. Foto: cortesía

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-11-29 4:38:42

Recientemente se han venido sosteniendo desafíos en las relaciones país a país entre El Salvador y Estados Unidos de América, en donde ambas naciones no coinciden en diversos puntos de vista sobre la toma de decisiones, la salvaguarda de la soberanía y la búsqueda de una democracia transparente. Esto debe hacer reflexionar sobre la importancia y el buen manejo que debe haber en las relaciones internacionales y la diplomacia entre los estados, en aras de buscar una mejora a través de acuerdos mutuos y pensados para beneficios recíprocos entre las partes.

Nadie dice que la diplomacia sea fácil, y quien lo dice o muestra de esa forma, está totalmente desubicado. La diplomacia puede de un momento a otro complicarse y llegar a romper lazos de cooperación y reciprocidad entre los países, causando un grave daño a los habitantes. Las respuestas ante esta vulnerabilidad que enfrentan ambos países en la actualidad requieren hacer un acto de reflexión y conciencia, en donde las partes decidan llegar a conclusiones afables para continuar con la cooperación y buscar un desarrollo más robusto, en especial para El Salvador, que es el país que más lo necesita.

La diplomacia ejerce un peso en todos los sectores sociales, desde lo político hasta lo económico, tocando prácticamente todas las aristas de la sociedad. Subrayando claramente su carácter instrumental al servicio de los intereses tanto de los gobiernos como de los pueblos, poniendo con ello de manifiesto la posibilidad de divergencias entre ambos, inclusive cuando los países se encuentran en discrepancias por falta de acuerdos e ideales en común, que, dicho fuera de paso, es el momento en donde se debe buscar robustecer aún más las relaciones que se han desgastado y que podrían llegar a romperse.

Por lo tanto, debe procurarse las herramientas de negociación como medios esenciales para la actividad diplomática. No hay que olvidar que, a través de la negociación, la diplomacia se singulariza de otras formas de relación internacional. En efecto, cuando no hay negociación, entendiendo por tal la defensa de los propios intereses mediante la búsqueda de un compromiso o acuerdo aceptable para todas las partes afectadas, tampoco puede hablarse verdaderamente de diplomacia, aunque formalmente pudiera aparentarlo.

Por naturaleza, la negociación como elemento de una diplomacia pone en manifiesto la voluntad de querer lograr cooperación mutua entre las partes, pero el no buscar acuerdos y consensos no lleva a nada y únicamente estarían dejándose unas que otras palabras de aliento que el tiempo irá desvaneciendo y dejando en el olvido, siendo nada más una cortina de humo que de un momento a otro desaparece por completo.

Que la figura de la diplomacia, como parte de una buena política exterior y la búsqueda continua de la negociación, sea retomada para volver a tomar las riendas y alianzas estratégicas entre ambos países, pensando siempre en la búsqueda de la mejora continua y el bienestar de la población, en especial la de los salvadoreños/as que día a día tratamos de salir adelante y ser motor de desarrollo y progreso para El Salvador.

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador