Recuerdos de un Ex-Diputado

Allá por el 2021, la recién electa Asamblea, cediendo a presiones del gobierno y sindicatos, había vuelto al colón y había nacionalizado las pensiones. Con esa medida, la economía se había ido a pique, se disparó la inflación, la pobreza y, con ella, la inmigración ilegal; los ahorros y salarios de los trabajadores se habían hecho agua.

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Ambulancias en el hospital El Salvador, ubicado en Cifco. Foto EDH/ Menly Cortez

Por Max Mojica

2020-07-13 5:40:42

El Ex Diputado abrió los ojos por la madrugada, a su edad ya dormía poco. Por algún lado había leído que los adultos mayores necesitan poco sueño… prefería pensar eso y no que su consciencia no lo dejara dormir.

Se puso las pantuflas y buscó sus lentes bifocales inteligentes. Corría el año 2052. ¿Quién diría que a su 84 años de edad iba a vivir para presenciar tantas maravillas? Sus lentes funcionaban con impulsos neuronales, transmitidos por un chip que se instalaba gratuitamente por las compañías de servicios digitales en la base del cráneo y servía como interfaz para navegar en la Web y manejar los utensilios del hogar.

Así que “pensó” en que quería un café y escuchó inmediatamente el sonido de su máquina de capuchino que empezó a prepararle uno. Estimulado por el rico olor a café recién hecho, se dirigió con paso cansino a su sala, reflexionando que el dolor de su rodilla izquierda era cada vez más molesto, por lo que su chip inmediatamente le envió una mensaje de texto a su geriatra para concertar una cita.

Se sentó en la mecedora de su terraza. San Salvador era un amasijo de edificios, uno frente a otro, que casi no permitían ver el horizonte, por lo que la “terraza” era realmente digital. Un cuarto cerrado sin ventanas, pero con paredes inteligentes que simulaban un patio, una montaña, un bosque o cualquier tipo de exterior que el usuario quisiera programar.

Su compañía de servicios le había ofrecido un paquete “Premium”, por medio del cual se podía programar a sus nietos jugando y riendo alrededor, pero había decidido que tenía que ser cuidadoso con los gastos. Allá por el 2021, la recién electa Asamblea, cediendo a presiones del gobierno y sindicatos, había vuelto al colón y había nacionalizado las pensiones. Con esa medida, la economía se había ido a pique, se disparó la inflación, la pobreza y, con ella, la inmigración ilegal; los ahorros y salarios de los trabajadores se habían hecho agua.

Los entes públicos que administraron las pensiones luego de su nacionalización quebraron por el despilfarro y corrupción alrededor del año 2027, generando un caos financiero cuyas repercusiones todavía afectaban al país. Así que pensó que había que cuidar la fichitas. La voz de su conciencia le decía que el tenía algo de culpa por haber votado por esas leyes, pero prefirió no pensar en eso, ya era suficiente el dolor de su rodilla.

Con sus lentes bifocales empezó a leer su periódico favorito: “El Holograma de Hoy”. El nombre se derivaba de que los periódicos, desde hacía una década, eran proyectados por los lentes en una especie de pantalla que flotaba en el aire e interactuaba con el usuario. Moviendo la retina a la derecha se pasaba la página, moviéndola a la izquierda se regresaba… “Jodidos estos babosos, ¿qué más se van a inventar?”, pensó.

Se topó con una publicación conmemorativa especial: Estaban a punto de cumplirse 23 años de aniversario de una misma persona en el ejercicio de la presidencia de la República, hecho que había ocurrido cuando en el 2022 se había modificado lo que se consideró la antigua y obsoleta Constitución de 1983 que impedía la reelección.

El Ex Diputado se recuerda como, llenos de satisfacción, votaron por una nueva Constitución que abolía el antiguo sistema ridículo y reaccionario de “división de poderes”. Ahora la República —es decir, lo que quedaba de ella— estaba en manos del presidente, quien tenía derecho a veto respecto a la elección de Diputados y Magistrados.
A partir de esa reforma, se habían acabado los problemas políticos —lógico—. El país “funcionaba como un relojito”… chino y sin baterías; pero bueno, algo es algo, y la verdad que era mejor el “orden” eso a estar con esos cansinos dimes y diretes entre los Órganos del Estado, propios de los antiguos y caducos regímenes democráticos y republicanos.

Más adelante se encontró con la noticia de que ese año, 2052, el gobierno terminó de pagar el préstamo de los $3,000,000,000.00 que él, como parte de los Diputados en ejercicio en el 2020, había aprobado alegremente para combatir la pandemia que hace tanto tiempo había abatido al mundo.
“¡Ahhhhh!”, pensó para si mismo, “tiempos aquellos”.

Abogado, master en leyes @MaxMojica