Reconociendo lo bueno

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Foto EDH/ Cortesía

Por Cristina López 

2019-06-11 6:30:28

Es fácil, en el torbellino de tweets en el que nos vimos inmersos en la semana inaugural de la administración Bukele-Ulloa, perder de vista aspectos objetivamente positivos de la nueva oportunidad que se abre para el país con cada nuevo gobierno.

Y es que los tweets del presidente son un fin en sí mismo: la distracción, el circo, provocar críticas (válidas) sobre cómo la forma opaca la substancia (para despedir personal producto del nepotismo y limpiar las instituciones del servicio público, por loable que la política sea, aún se necesita respetar los procesos legales debidos y de los tweets queda sólo evidencia del ángulo propagandístico de la política que el ángulo institucional), mantener la atención de la ciudadanía centralizada en una sola persona y no en el gabinete como un todo, por ejemplo.

Pero hay elementos positivos que no cabrían dentro del límite de caracteres que impone Twitter, y que merecen reconocimiento. Uno de ellos es el nombramiento de la nueva Ministra de Economía, María Luisa Hayem.

María Luisa ha dedicado toda su vida profesional al servicio público dentro de instituciones multilaterales sumamente competitivas, como el FOMIN dentro del Banco Interamericano de Desarrollo, por ejemplo. Además de los logros que le hacen meritorio el calificativo de tecnócrata, María Luisa tiene un récord filantrópico que tuve el privilegio de conocer de primera mano. Encontrándose viviendo fuera de El Salvador, fundó Mentoring International con el fin de tener un impacto positivo en su país de origen.

Mentoring es una organización que asigna a voluntarios profesionales bilingües el rol de mentores para estudiantes de secundaria salvadoreños y, en una segunda etapa del proyecto, panameños. Tuve la oportunidad de trabajar con Mentoring en dos ocasiones y ambas ocasiones María Luisa me impresionó con su vocación de servicio y entrega, además de su profesionalismo siempre acompañado de una importante dosis de buen humor.

Es innegable que lo que se viene no será fácil. En el ámbito económico, los retos que le esperan a El Salvador no son menores, especialmente después de una administración en la que los funcionarios estaban más preocupados por cuidar sus puestos y avanzar una agenda amigable para ALBA que por avanzar una agenda de país. Estos retos incluyen, ¿cómo elevamos el rol de El Salvador como negociador y facilitador de acuerdos dentro de los organismos internacionales de comercio?

¿Cómo le alertamos a la comunidad internacional que estamos listos para recibir inversiones y negocios, es decir, cómo mejoramos nuestros indicadores en índices internacionales como Doing Business? ¿Qué tipo de rol queremos que tenga El Salvador en una unión aduanera con el triángulo norte, si se considera la volatilidad de administraciones como la de Jimmy Morales en Guatemala y de Juan Orlando Hernández en Honduras?

No son respuestas fáciles y requerirán procesos en los que importa más la visión de largo plazo, la experiencia académica, profesional y técnica, que la lealtad partidaria. Una de las mayores oportunidades que se le presenta al país con esta administración es que la falta de aplanadora partidaria detrás del nuevo gobierno obliga a buscar perfiles no partidistas.

Y tenemos talento de sobra, con gente que se ha preparado para el servicio público por décadas y que aceptará los nombramientos sabiéndose leales al país y a la constitución, sin obligaciones políticas de ningún tipo. Entre esta gente se encuentra María Luisa – y es el tipo de persona que renunciaría ante irregularidades que otros hubiesen solapado en administraciones anteriores. Y eso, da tranquilidad.