Economía, según la RAE, es la ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza, la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer necesidades. Es el único sistema que produce riqueza y que en su conjunto somos todos empresas y empleados que conformamos el PIB.
Cerrar la economía es dejar de producir el dinero que necesitamos para mantener la familia y combatir al virus.
Lo que enferma no es la economía, ni el trabajo, es el COVID-19 proveniente de China y no protegerse adecuadamente, igual que de otros virus y bacterias de nuestro entorno, transmitidos por moscas y zancudos.
Al cerrar la economía no peleamos contra el virus, sino contra la producción de dinero, que mucho necesitamos. El primero, el gobierno para salarios e inversiones contra la enfermedad, reconstruir carreteras y abastecer hospitales.
Ningún banco regala el dinero, y todos los préstamos de este gobierno y los anteriores los pagaremos entre todos los que pagamos impuestos.
Nuestra economía es de tres tipos: la formal, son las empresas registradas que pagan impuestos; la informal, personas y negocios no registrados que no pagan impuestos, y la economía ilegal, que funciona al margen de las leyes. Las tres generan dinero, pero impuestos de renta, IVA y especiales, solo pagan las registradas en Hacienda y tienen NIT y todos los salvadoreños el IVA y los impuestos especiales, cuando compramos algo a empresas registrada.
Tengo tres amigos y clientes empresarios de diferentes sectores, que suman mil quinientos empleados. Desde el principio capacitaron a su personal sobre como protegerse y no tiene contagiados. Uno manda buses a recoger a su personal y antes de abordarlo chequean uno a uno la temperatura…
Hoy todos sabemos cómo protegernos, la “Cumbia del Coronavirus” nos lo advirtió desde febrero: “Lávese las manos, hágalo seguido, póngase las pilas en lugares concurridos…”.
Es mentira el virus no se eliminará cerrando las empresas; si lo hacen nuevamente, cierran la única fuente de impuestos para el gobierno y salarios para los empleados. Además, con tanta necesidad y banderas blancas, los que tiene que salir, entre necesidad y enfermedad, se arriesgarán a buscar el sustento familiar.
Cuando se abrió la economía, la gente no salió solo por amor al trabajo; fue buscar cómo sobrevivir y alimentar a su familia. Y si cierran nuevamente, a riesgo que los apresen y lleven un lugares de máximo riesgo de contagio, se rebuscarán para encontrar el sustento. Viéndolo objetivamente, la gente sencilla está siendo más responsable con salir a buscar el sustento familiar arriesgándose, que los políticos facilitándole la vida.
Analizando la lista de lugares de contagio, no aparece ninguna empresa de las que están trabajando; si así fuera, habría denuncias y se publicaría con bombo y platillo.
La economía formal, dirigida por empresarios serios, está protegiendo a sus empleados para seguir produciendo, pagando salarios y pagando impuestos y no están obligando a nadie a trabajar.
Los cierres de empresas indiscriminados son muy malos para la economía y no será posible que el gobierno ayude a todos, ni en Estados Unidos lo han conseguido.
Estamos rodeados de peligros y debemos poner barreras como los portones en las colonias… Con el COVID-19, gran parte es responsabilidad de cada uno y mejor debieran insistir y ayudar a protegerse en la economía informal, que prohibir que vayan a trabajar los pocos que aun tienen trabajo en la economía formal. Cerrar para salvar vidas ni es real, ni práctico, ni lo cree nadie.
Y terminando: ni se enoje, ni se enferme, ni regañe, ni crea lo que envían a su celular, ni intoxique a otros con falsedades.
Calmémonos, protejámonos y sobrevivamos. Es cierto que está complicado, pero, ni modo, es lo que hay.
Ingeniero
p.roque@gccinternacional.net