Crisis y desigualdades

Las crisis suelen provocar nuevas oportunidades, y éstas a su vez desigualdades. En los aprietos, al menos económicamente, a unos les va muy mal, mientras que a otros les va muy bien… mientras a la mayoría le afecta limitadamente.

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Por Carlos Mayora Re

2021-04-09 7:12:32

El año pasado ha sido especial: ¿quién se iba a imaginar que iba a suceder algo así? En lo que a economía se refiere, mientras unos sectores perdieron mucho, hubo otros que crecieron como nunca se hubieran imaginado. Fue una situación sui generis, que ha ser analizada con criterios peculiares, pues crecimiento económico, distribución de renta, desempleo, etc., tuvieron variaciones y modificaciones en un ambiente bastante distinto del “normal”.
Las crisis suelen provocar nuevas oportunidades, y éstas a su vez desigualdades. En los aprietos, al menos económicamente, a unos les va muy mal, mientras que a otros les va muy bien… mientras a la mayoría le afecta limitadamente.
Para muestra un botón: la caída del PIB, estrepitosa durante el año 2020, favorecerá, sin duda alguna que el crecimiento del mismo sea insólito en el año 2021; pues su porcentaje de variación se evalúa siempre en relación con el año anterior. Entonces, a una gran caída, con poco que las cosas vuelvan a la normalidad, corresponderá una subida sin precedentes.
Además, uno de los temas que ha sido desde siempre quebradero de cabeza para los economistas, es el modo de compaginar crecimiento económico y distribución de renta, pues su relación dista mucho de ser lineal, o de ser susceptible de ser reflejada de manera sencilla en parámetros econométricos.
En países en los que el gobierno se preocupa y se ocupa de planificar y poner en marcha políticas económicas que fomenten el crecimiento, este tema es, actualmente, de mucha actualidad. En otros, como el nuestro, en el que las cosas van saliendo con bastante improvisación, todo parece indicar que el crecimiento esperado será fruto más de la iniciativa privada y del esfuerzo de los particulares, que de un empeño intencional desde instancias gubernamentales.
A la hora de analizar cómo nos ha afectado la crisis, y, sobre todo, cómo se puede salir más pronto que tarde de las condiciones desfavorables que ésta ha generado, habrá que considerar dos parámetros: eficiencia y equidad.
Por eficiencia se entiende cómo una sociedad extrae lo máximo posible de sus recursos escasos; mientras que, por equidad, se designa al anhelo de que la riqueza que esos recursos producen, se distribuya equilibradamente entre los miembros de la sociedad. Así, para utilizar un ejemplo clásico, la eficiencia determinará el tamaño del pastel, mientras que de la equidad dependerá que a todos se reparta de la tarta de la manera más equiparada posible.
Tradicionalmente, los teóricos de izquierda priman la equidad, la distribución lo más igualitaria posible de los beneficios económicos; mientras que los intelectuales de derecha fomentan la mayor productividad posible, sin importar el modo como se repartan las ganancias.
Bien. Pero ¿qué pasa cuando un gobierno se desentiende de teorías político-económicas y, simplemente, improvisa, cuando sus intervenciones en política económica son más bien esporádicas y no raramente erráticas, sino simplemente hechas para la galería, para ganar votos? Suele suceder que, como “la necesidad tiene cara de perro”, si hay crisis de liderazgo aparece en su máxima expresión la iniciativa particular: los más aptos medran mientras los menos preparados sufren.
Además, el crecimiento económico asimétrico, y su consecuente distribución sesgada, es una enorme tentación para tres tragedias económicas, que hacen más difícil salir adelante a cualquier país: el aumento del sector económico informal; la acción gubernamental para gravar impositivamente lo relacionado con la salud económica de las personas particulares: sucesiones, patrimonio, movimientos financieros…; y la centralización gubernamental de la administración del dinero.
Si bien, a fin de cuentas, no nos vamos a morir de hambre… la inequidad (peor aun cuando no está creada principalmente por trabajo y producción sino por “viveza” política… por corrupción), poco a poco se va convirtiendo en un enorme barril de pólvora colocado en las bases de la sociedad, esperando una pequeña chispa para reventar y destripar la armonía social.

Ingeniero/ @carlosmayorare