Las consecuencias de la circular de CEPA

Y cuando la Sala de lo Constitucional finalmente (dentro de los tres meses que se toma para analizar el caso) declare inconstitucional esta “normativa”... ¿adivinen quiénes van a ser los malos de este nuevo capítulo de la novela?

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Aeropuerto de El Salvador. Foto Archivo EDH

Por Max Mojica

2020-09-13 5:55:33

A veces parece que los malos son todos aquellos que se oponen a las medidas que toma el Gobierno por medio de sus ministros y demás funcionarios, pero ¿por qué nos oponemos? Acá les planteo un ejemplo.

Ante la nueva restricción impuesta para entrar al país por el aeropuerto debemos atrevernos como ciudadanos a hacer una actividad que aparentemente es escurridiza para nuestras autoridades: pensar.
Supongamos que ?un salvadoreño quiere entrar a El Salvador sin haberse hecho la prueba, ¿qué va a hacer Migración??

¿Reenviarlo al extranjero? Eso NO se puede; sería como imponerle una pena de exilio.

Imponerle un exilio a un ciudadano estaría en contra de sus derechos humanos aquí y en la China (…bueno en la China no, al fin de cuentas siguen siendo totalitarios), por lo que no podemos impedir la entrada a ningún salvadoreño por naturalización o por nacimiento… esté sano o enfermo.

Por otro lado… ¿será que Mr. Trump va a enviar con la prueba del COVID-19 en la mano a los deportados? Pregunta que no creo que requiera tener dotes de analista para conocer su respuesta.

Entonces, ¿que otra opción hay? ¿Encuarentenarlos?

No sé si los asesores de Migración y de CEPA hayan olvidado que ya hay muchas sentencias (jurisprudencia le dicen los abogados) que establecen que esa opción es inconstitucional.?

¿Y qué les parece si analizamos la casuística? A muchos que les toca viajar por razones de trabajo o vacaciones, tomando vuelos para estar fuera del país un día o dos (por trabajo) o entre cuatro y cinco días de vacaciones ¿cómo harán para hacerse la prueba? ¿Solo aterrizar y hacerse la prueba para poder regresar?

¿Y los inversionistas?

¿Qué confianza pueden tener en un país que los va a recibir con los brazos… cerrados, exigiendo pruebas cuyo resultado no se tiene certeza si el oficial de Migración lo va a poder interpretar adecuadamente?

Si eso no fuera suficiente, les quiero comentar que ayer me vine a dar una vuelta por El Tunco… está literalmente destruido. Sí, destruido. La palabra “cerrado” no es suficiente para describir el aspecto actual de ese otrora, pujante centro de desarrollo turístico local.

Invito a la Ministra de Turismo a que venga a ver las ruinas de los negocios en El Tunco. Ahí se puede dimensionar el colapso económico derivado del cierre de las fronteras al turismo.

¿Y los hoteles? ¿Y los restaurantes? ¿Alquileres de carros? ¿Y las agencias de viajes?…¿Cómo van a sobrevivir sin turismo?

Cuando vemos que nuestras autoridades toman estas decisiones que afectan tanto al pueblo, generación de empleo e inversión, solo me imagino que lo hacen a propósito…

(…Decirles que lo hacen por falta de suficiente análisis sobre las consecuencias de las mismas, no sé, sería como faltarles el respeto).

La relación de los ciudadanos con este gobierno es como aquellas relaciones tóxicas de novios que no pueden vivir sin buscar alguna cosa para pelear.

Explicado lo anterior pregunto:

¿Qué está haciendo CEPA con esta medida? ¿…Sentando las bases de otro conflicto interinstitucional?

Y cuando la Sala de lo Constitucional finalmente (dentro de los tres meses que se toma para analizar el caso) declare inconstitucional esta “normativa”… ¿adivinen quiénes van a ser los malos de este nuevo capítulo de la novela?

¿Adivinen quién va a decir que “ellos” no quieren cuidar la salud del pueblo?

¿Se imaginan el discurso de que es necesario cambiar todo, incluyendo la Constitución, para que el gobierno pueda hacer su trabajo?

Todo sería tan sorpresivo… pero se les olvida que ya vimos la misma película en Nicaragua, Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia. Pero la diferencia es que El Salvador no recorrerá ese camino de servidumbre.

Abogado