Evelyn, la joven absuelta de la acusación de ser responsable de la muerte de la criatura que estaba gestando, está amenazada de ser juzgada por tercera vez, en una acción de ensañamiento por parte de la Fiscalía.
Creo en la inocencia de Evelyn y tengo razones para ello, que quiero compartir para ayudar a comprender este caso.
Se duda de que Evelyn no supiera que estaba embarazada; sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud reconoce como un problema psicosomático la negación del embarazo cuando “la mujer no se da cuenta de estar embarazada. En muchos casos ningún miembro de la familia ha notado el embarazo. En estas situaciones hay peligro para la mujer y el futuro bebé por la falta de atención médica prenatal”. Según diversos estudios, ocurre en uno de cada 475 embarazos.
Es importante entender porque, en ciertos casos, las mujeres dan a luz en una letrina, como le ocurrió a Evelyn. Durante el periodo expulsivo del trabajo de parto, la mujer manifiesta ganas de defecar, ya que la presentación fetal comprime la ampolla fecal, durante la contracción.
La descripción que hizo Evelyn de lo ocurrido es compatible con un parto precipitado, que aparece inesperadamente, durando menos de 3 horas desde el inicio de contracciones. Ocurren en el 10% de todos los partos y, según la American Pregnancy Association, “la dificultad más evidente con el parto rápido es agitación emocional y puede dejar a la mujer embarazada fuera de control”.
Tenía un periodo de gestación entre 28 y 32 semanas, por tanto, el parto además de precipitado fue de pretérmino y la criatura muy prematura, implicando muchos problemas para sobrevivir sin atención especializada inmediata posparto.
El comportamiento posterior a esta emergencia muestra que ni Evelyn, su madre y vecinos consideraron haber realizado una acción incorrecta y mucho menos un delito. Fueron rápidamente a un hospital público, la madre llevó la placenta y colaboraron con investigadores de la PNC.
Los forenses confirmaron que la causa de la muerte fue neumonía aspirativa, coincidiendo en la presencia de meconio (heces fecales del feto en el vientre materno), líquido amniótico (líquido amarillento que rodea al feto dentro del útero) y alguna presencia de material fitógeno. Sin que ninguno de los forenses pudiese determinar cuál de ellos causó la neumonía aspirativa y afirmando que fue por causa externa a Evelyn.
Ninguna prueba pericial, ni testimonial presentada por la Fiscalía, evidencia que Evelyn realizara alguna acción intencional y consciente para provocar la muerte de la criatura y así lo entendió la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en 2018, cuando resolvió la demanda de casación, anulando la condena inicial dictada en 2017, por carecer de fundamentación e infringir las reglas de la sana crítica. Por ello ordenó un nuevo juicio, donde el Juez José Virgilio Jurado concluyó en sentencia del 19 de agosto de 2019 que “ni la duda, ni la probabilidad son suficientes para emitir un juicio de culpabilidad en contra de Evelyn Beatriz Hernández Cruz, ni mucho menos cuando nos enfrentamos a una deficiente prueba que no logra acreditar con claridad los hechos sometidos a juicio”, por lo que resolvió absolverla.
Después de tres sentencias de diferentes instancias judiciales que reconocen no existir evidencia de que Evelyn cometiera ningún delito, sorprende que la FGR persista en su persecución judicial, acusándola ahora de omisión, es decir, por lo que supuestamente dejó de hacer, y aumentando la solicitud de condena a 40 años.
Creo, como miles de personas en este país, en la inocencia de Evelyn y tengo razones fundadas para ello; espero haberlas podido compartir a través de este artículo.
Investigador social especializado en estudios sobre laicidad y Derechos Humanos