Desde los primeros días de diciembre, se pueden ver los puestos ya llenos de juegos pirotécnicos a las orillas de las calles. Es tiempo de abundancia para mucha gente que trata de ganarse la vida vendiendo estos artículos. Sin embargo, la pólvora puede significar un alto riesgo en las fiestas navideñas, y causar sufrimiento en las personas y los animales que tanto queremos. Incluso, el medio ambiente es perjudicado por estas prácticas. Reconsiderar la compra de estos productos puede representar la diferencia entre disfrutar nuestras fiestas o acarrear tiempos miserables.
Según las estadísticas más recientes de la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud, en el período del 1 de noviembre y el 14 de diciembre hubo 28 personas quemadas por pólvora; 15 de ellas son niños y adolescentes de edades entre 1 a 19 años. Es importante considerar que estos datos son mucho antes de Navidad. Además, a principios de este año se reportaron 146 perjudicados por los juegos pirotécnicos.
Estos datos deberían hacer que los salvadoreños consideren los daños que la pirotecnia podría causar en sus familias. Una quemadura causada por pólvora puede variar según su gravedad, pero las consecuencias emocionales que experimenta una víctima de este trauma son dolorosas. El doctor Rodrigo Simán Siri, en una entrevista para el programa La Tribu, explicó que los efectos de estos accidentes son “para toda la vida”.
Aunque la quema de pólvora sea parte de una de las tradiciones salvadoreñas más celebradas, representa peligro para nuestros seres queridos. Asimismo, existen muchas otras consecuencias en nuestra salud. En un artículo para el medio digital Bioguia, Gabriel Bruno Rodríguez expone los efectos de los gases de los juegos pirotécnicos para el bienestar humano. Además de advertir sobre las quemaduras en las extremidades y el rostro de los niños, Rodríguez explica que “aquellas personas que padecen de enfermedades como tiroides, asma, afecciones cardiovasculares, también están en serio peligro”.
Igualmente, resulta esencial tomar en cuenta a nuestros animales, que también se ven afectados por la quema de pólvora. El ruido que emiten estos artefactos hace que muchas mascotas sufran una terrible desesperación. Ellos tienen hipersensibilidad auditiva, lo que hace que la quema de fuegos artificiales se escuche como un gran estruendo, lo que los asusta.
Un artículo publicado por Aiku, una comunidad que se especializa en brindar información para el cuidado de las mascotas, advierte sobre las consecuencias de las explosiones de pólvora: “Los desorientan, sienten miedo extremo, tienen temblores, taquicardia, falta de aire, aturdimiento, pérdida de control y/o salivación”. También advierten que la pirotecnia puede causar la muerte en los animales que tengan alguna enfermedad preexistente.
Pero los fuegos artificiales no solo tienen consecuencias para los seres vivos: también el medio ambiente se ve perjudicado. Gabriel Bruno Rodríguez, en su mismo artículo, explica que la quema de pólvora “es capaz de liberar una gran cantidad de toxinas en el ambiente […] Al estallar, provocan que el aire se contamine por gases tóxicos que favorecen al efecto invernadero y la lluvia ácida”.
Pese a que la intención de la venta de petardos y más fuegos artificiales es únicamente el entretenimiento, es vital pensar en las consecuencias que estos productos causan en nuestro alrededor. Aunque la tradición de reventar cohetes en Navidad y Año Nuevo se puede considerar parte de la cultura salvadoreña, tenemos que ver los alcances dañinos que provoca esta al hablar de la seguridad y bienestar de nuestras familias, mascotas y medio ambiente. Es tiempo de reflexionar sobre nuestros comportamientos en días festivos, y así poder ser más conscientes al momento de realizar acciones que parezcan inofensivas.