El proyecto del ferry entre El Salvador y Costa Rica

Aunque celebramos la oportunidad de que inicie operaciones el ferry y se ponga a operar el puerto La Unión, lo que debemos comenzar a impulsar sin falta es el establecimiento de industrias con vocación exportadora y zonas de actividades logísticas en la zona extra portuaria del puerto en particular y en la zona oriental en general

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Por Valentín Gutiérrez Arias

2020-10-17 2:04:57

Los compatriotas de edad madura deben recordar la operación del “Ferry Fonseca” que atracaba en Punta Ruca, donde ahora se ubica la Fuerza Naval en La Unión, instalación que en aquel entonces era administrada por la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA). Ese ferry transportaba entre 12 y 15 camiones en cada viaje y unía Potosí, Chinandega, Nicaragua con La Unión, El Salvador. Surgió en la década de los 70 posterior al conflicto armado entre El Salvador y Honduras en 1969, el cual dejó como consecuencia la interrupción de las relaciones diplomáticas y el cierre de las fronteras al comercio formal, lo que imposibilito el tránsito de las exportaciones salvadoreñas hacia Nicaragua y Costa Rica.
El ferry dejó de operar a inicios de la década de los 80, posiblemente debido a la firma de un tratado general de paz entre ES y HN en octubre de 1980 y el agravamiento de las relaciones entre El Salvador y Nicaragua a raíz del derrocamiento del presidente Somoza y la toma del poder por el Frente Sandinista. Desde aquel entonces ha llovido bastante y a la fecha, es decir, 40 años después, sigue vigente la oportunidad de establecer un servicio de transporte marítimo de este tipo.
El uso generalizado de estos equipos de transbordo se ha observado en países con territorios insulares, en ciudades que se han desarrollado alrededor de cuerpos de agua de gran tamaño y para desarrollar políticas regionales para fomentar el transporte marítimo de corta distancia (short sea shipping: SSS), cuyo objetivo es el descongestionamiento de vías de transporte terrestre por carretera y, por tanto, reducir los impactos ambientales negativos ligados al mismo.
Los ferries se derivan de una tipología de buques denominados RO-RO (roll on roll off), cuya principal característica es que la carga entra y sale del buque rodando por su propia cuenta o con ayuda de un tractor. Por regla general, los ferries se utilizan para trayectos de 300 a 500 millas náuticas y transportan en el mismo viaje a los conductores de los vehículos y camiones que lo abordan; por tanto, se convierten en buques tipo RO-PAX (carga + pasajeros), a diferencia de buques RO-RO (o car carriers) que no puede albergar a más de 12-15 personas, es decir, su propia tripulación.
El proyecto de puesta en operación de este tipo de servicio entre El Salvador y Costa Rica data de más de 9 años cuando una empresa española, Naviera del Odiel, mostró interés en ponerlo en operación pero lamentablemente no se concretó. Luego volvió a tomar auge a raíz de los problemas socio políticos ocurridos en Nicaragua por el año 2018, ya que durante el mismo hubo cerca de cinco mil furgones retenidos en su territorio por las barricadas o “tranques” que la población había improvisado en las carreteras. Este nuevo auge tuvo mejores reacciones por parte de los gobiernos involucrados, principalmente del lado de El Salvador, pero también revelo algunas restricciones de infraestructura y de operatividad del lado de Costa Rica, las cuales entiendo que están en proceso de solventarse. Actualmente se ha retomado el tema a raíz de problemas derivados de la pandemia en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica lo que ha provocado serios atrasos en el comercio intrarregional, lo que reafirma la urgente necesidad de establecer de una vez por todas este importante servicio logístico.
Las ventajas del establecimiento del ferry son principalmente la reducción de tiempos de tránsito, la facilitación del comercio, la reducción de impactos medioambientales negativos derivados del transporte por carretera y además mejora de la competitividad de los productos al reducir los costos de transporte.
Para el Puerto La Unión representaría el logro más inmediato para poner al fin, al menos en mínima o casi marginal operación, esta importante infraestructura que ha estado sin lograr desarrollarse a plenitud desde hace 10 años en que fue inaugurado, a través de los cuales 2 periodos de gobierno completos y 1 año de gestión del actual no lo han podido concesionar o al menos operar de una manera sostenida y sustentable.
Para la población de La Unión, que por muchos años ha esperado el desarrollo de la zona a raíz del puerto, la operación del ferry no implicaría la generación de muchos empleos y oportunidades de negocio, por la misma naturaleza de su operación: 2 ó 3 recaladas (llegadas) por semana y estancias máximas de 5 horas por recalada.
Al final, aunque celebramos la oportunidad de que inicie operaciones el ferry y se ponga a operar el puerto La Unión, lo que debemos comenzar a impulsar sin falta es el establecimiento de industrias con vocación exportadora y zonas de actividades logísticas en la zona extra portuaria del puerto en particular y en la zona oriental en general, para garantizar un volumen de carga, tanto de importación como exportación, que logre llamar la atención de algún operador portuario de clase mundial para que se anime a pujar por la concesión de nuestro querido puerto La Unión.

Ingeniero Industrial, Master en Administración Portuaria y Shipping Business.