Estamos acostumbrados a dañar el medio ambiente, arrasar áreas forestales enteras, contaminar ríos, lagos y el océano, envenenar los mantos acuíferos que nos suministran agua vital para nuestras necesidades, contaminar el suelo, pero no compensamos el daño ni con actitudes consecuentes ni soluciones.
Deberíamos reflexionar al respecto, desde la industria, la construcción, la agricultura, las instituciones y la sociedad civil, que tanto dañamos al medio ambiente y qué medidas de compensación vamos a tomar al respecto. También es importante que existan dos tipos de controles al respecto: el observatorio ambiental desde la sociedad civil, en donde se investigue y denuncie todas aquellas acciones que dañan, depredan, destruyen el medio ambiente (parte del deber ciudadano) y por otro lado las organizaciones que se dediquen a velar por el cumplimiento de las compensaciones ambientales por medio de la inversión y la cooperación. Entendemos que ya existe una y es importante resaltar su labor, el Fondo de la Iniciativa para las Américas (FIAES), que es un acuerdo que surgió sobre la reducción de deuda externa por naturaleza en 1993 entre los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos, el que podemos considerar un hito en materia ambiental de finales del siglo XX.
La red que establece esta organización es estratégica porque incluye al gobierno, las empresas y las organizaciones, colabora estrechamente con el Ministerio del Medio Ambiente de El Salvador para salvaguardar las pocas áreas verdes protegidas que contamos como país. La Labor de FIAES es esperanzadora por la cantidad de proyectos realizados y que actualmente se llevan a cabo en pro del fortalecimiento del medio ambiente y la sostenibilidad, entre ellas la conservación de las principales biosferas del país como: Ilamatepec–Apaneca, la conservación del bosque El Imposible, el único arrecife de coral que contamos en el Pacífico: Los Cóbanos, la biosfera Xirihualtique–Jiquilisco y la conservación del golfo de Fonseca entre otros. Otro proyecto de esta organización que resalta es el de la conservación de las tortugas marinas que se llevó a cabo en 25 playas del país, liberando 1.6 millones de tortugas.
En cuanto al fortalecimiento de los sumideros de carbono, esta organización ha sembrado casi medio millón de árboles para compensar el daño ambiental y actividad agrícola en algunos departamentos como: Santa Ana, Chalatenango, Cabañas, San Miguel y la Unión. Quizás un enfoque que le falta resaltar a esta gran organización y le sugerimos , es de subrayar su aporte en aminorar la huella de carbono y las emisiones de gases de Efecto Invernadero, además de instar a la sociedad, sector productivo, a certificarse en dicha materia. Además a observar detenidamente las denuncias de la comunidad hecha vía medios de comunicación como: la situación del lago de Coatepeque y el parque Bicentenario, así como la compensación de un millón de árboles que se sembrarían en terrenos aledaños al bypass de La Libertad. Si alguien destruye el patrimonio ambiental está obligado a enmendarlo, es un deber con la Patria.
Publicista y ambientalista/Chmendia