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Responsabilidad

"La libertad no es la última palabra. La libertad es una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad es la cara negativa de cualquier fenómeno humano, cuya cara positiva es la responsabilidad. De hecho, la libertad corre peligro de degenerar en mera arbitrariedad, salvo si se ejerce en términos de responsabilidad"

Por Jorge Alejandro Castrillo
Psicólogo

Los sueños se cumplen. “Para muestra, un botón” solemos decir cuando se ofrece un ejemplo de lo que se dice. La relación entre los actuales presidentes de los órganos ejecutivo y legislativo puede servir de ejemplo. Deben ser muy amigos los dos, lo que es bueno porque ha de facilitar la comunicación entre ellos; deben pensar muy similar en asuntos relacionados al ejercicio del poder, lo que tampoco es criticable, de hecho, es algo que sucede en muchos gobiernos del mundo; deben tener sueños compartidos, pues pareciera que se ayudan a cumplirlos mutuamente. ¿El botón de muestra?

A partir de la amenazante arenga de “Aprieten el botón”, escuchada a pocos meses de haber asumido el poder, se podría haber postulado la hipótesis que uno de los sueños del presidente del ejecutivo era tener una Asamblea que, mayoritariamente, actuara de acuerdo a sus deseos. En esto no se diferencia de cualquier gobernante en cualquier país democrático del mundo. Cuando en las elecciones ganó mayoritariamente la composición de la Asamblea, rápidamente se supo que el próximo presidente de la misma sería el buen amigo que lo había acompañado en su carrera política desde tiempo atrás. Nadie sabe si el sueño de ser presidente es compartido. El hecho es que ahora, sin velos ni tapujos, el trabajo de los diputados parece haberse reducido a apretar el botón, como lo deseara airadamente en aquella oportunidad. Sueño cumplido.

Para cuando la Asamblea Legislativa cambie su conformación actual y el partidlo de gobierno pierda su mayoría (algo que sucederá, como sucede en todas las democracias), es muy probable que la primera acción que realice el primer presidente del Órgano legislativo de color político distinto al cian sea reformar la Ley de Símbolos Patrios, para modificar  el artículo 28 para que la Asamblea cambie la actual leyenda “Puesta nuestra fe en Dios” por la palabra “Responsabilidad” y ubique dicha palabra en las edificaciones del Salón Azul y salones donde sesionan los diputados para que recuerden desempeñar esa alta función con responsabilidad. Para la patria, es preferible que discutan las leyes y actúen responsablemente a que sólo aprieten un botón confiando en que Dios enmendará sus errores.

La dulce esposa de un buen amigo mío, empeñada en que lea a su psiquiatra favorita, me proveyó hace unos días con algunos libros bajo promesa que se los devolvería. Entre ellos incluyó al siempre vigente psiquiatra vienés Viktor Frankl, a quien ya he citado en anteriores oportunidades con su obra “El hombre en busca de sentido”. Recuerden que él fue un sobreviviente de los Lager, palabra que significa campamento en alemán pero que después de la II Guerra Mundial se usó para referirse a los campos de concentración. Con solo ese dato puede entenderse que la libertad sea uno de los valores más preciados para él, al punto de que Frank, desde su experiencia, llega a afirmar que “...al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la libertad humana –la libre elección de la acción personal ante las circunstancias- para elegir su propio camino.

Así, teniendo tanto respeto y cariño por la libertad como potestad humana más adelante establece: “Pero la libertad no es la última palabra. La libertad es una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad es la cara negativa de cualquier fenómeno humano, cuya cara positiva es la responsabilidad. De hecho, la libertad corre peligro de degenerar en mera arbitrariedad, salvo si se ejerce en términos de responsabilidad. Por eso yo aconsejo que la estatua de la Libertad en la costa este de los Estados Unidos se complemente con la estatua de la Responsabilidad en la costa oeste”. (subrayado mío).

El libro, aunque profundo no es difícil de leer. Lo recomiendo. No sólo a diputados y funcionarios de alto rango, a todos.

Psicólogo/pscastrillo@gmail.com

 

 

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