En interés de todos

La ilusión que muchos salvadoreños teníamos, al menos para los que conocemos de áreas relacionadas con la criminología, desapareció de forma inesperada. La ley que ya estaba lista para poner en marcha la base de datos se archivó.

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Nelson Bonilla se sumó a la Selección desde el miércoles. Poco a poco se ha ido metiendo de lleno al trabajo de Hugo Pérez. Foto Cortesía La Selecta

Por José María Sifontes

2021-05-28 7:13:55

La criminalidad en nuestro país no se va a resolver con garrote y balazos, eso lo que logra es que haya más víctimas. Lo que se necesita es hacer uso de la tecnología, que le saca enorme ventaja a los métodos o los planes que dan prioridad a la fuerza sobre la inteligencia. Los países desarrollados que han venido utilizando la tecnología han podido reducir significativamente los índices de diversos tipos de crímenes, especial pero no exclusivamente los crímenes violentos. Reconocimiento facial y de voz, análisis de fibras, videovigilancia estática y móvil, rastreo por imágenes satelitales o in situ, son sólo algunas de las herramientas tecnológicas que están a disposición para los que tienen la suficiente visión para aprovecharlas. Entre las modernas tecnologías que están disponibles y que han demostrado enorme eficacia está la de las bases de datos de ADN. De esto escribí hace unos meses, con bastante entusiasmo por cierto. Ya estaba todo listo para que El Salvador contara con una base de datos de ADN, que iba a permitir dar un salto de calidad en la investigación de homicidios y violaciones, así como en otras muchas aplicaciones.
Los bancos de ADN, ya sea de la población general o de grupos específicos, por ejemplo de los convictos que eventualmente salen en libertad o los depredadores sexuales, son muy útiles, pues los criminales tienden a ser reincidentes. Al ser hoy posible obtener ADN de casi cualquier rastro corporal, hasta de una huella, la identificación de los hechores es rápida y exacta. En los tribunales la prueba científica, sobre la testimonial o circunstancial, es definitiva.
Pero la ilusión que muchos salvadoreños teníamos, al menos para los que conocemos de áreas relacionadas con la criminología, desapareció de forma inesperada. La ley que ya estaba lista para poner en marcha la base de datos se archivó. El argumento fue que por haber sido preparada por diputados de la Asamblea anterior no sirve. El esfuerzo de años de Patricia Valdivieso y muchos otros; el estudio, las entrevistas, el análisis de factibilidad, la redacción minuciosa, se desvaneció.
El paso desde un descubrimiento científico o tecnológico a su aplicación práctica en el terreno legal lleva años. Toma tiempo prepararlo, someterlo a evaluación, discutirlo y hacer que pase los filtros necesarios. Luego viene la fase de la implementación, con análisis de costos, la fijación de presupuesto hasta la capacitación de los técnicos y la adaptación de los jueces y auxiliares de justicia a los nuevos instrumentos de investigación. Es mucho tiempo y mucho esfuerzo.
Tanto por lo que reflejan las encuestas como por la simple observación de lo que ocurre en las comunidades la criminalidad es una de las mayores preocupaciones de la población. Los delitos contra la libertad sexual, contra la integridad física y contra la vida son cotidianos. Muchos podrían resolverse con herramientas como la que mencionamos. La investigación científica de los hechos criminales, la detección de los hechores, su captura y salida de circulación disuade a otros potenciales homicidas o violadores. Lo que es intervención se convierte también en prevención. Además de su tendencia a ser reincidentes los delincuentes calculan sus posibilidades de quedar impunes y este cálculo lleva a una decisión. La prueba científica del delito reduce sustancialmente la probabilidad de impunidad.
Los salvadoreños de bien, adultos y niños, merecen vivir en paz, sentirse seguros y saber que su derecho a la vida y a su seguridad están protegidos.

Médico Psiquiatra.