Productores, cimiento de la cadena cafetalera

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Foto de referencia/ EDH / Archivo.

Por Ricardo Esmahan

2019-07-22 6:47:59

El actual proceso de empobrecimiento de los productores de café está destruyendo el tejido social en las áreas rurales en toda Centroamérica y en otras partes del mundo, lo cual lleva a un aumento de la criminalidad en los países productores, a una mayor pobreza en las ciudades y a migraciones masivas hacia Estados Unidos.

La actual crisis de sostenibilidad económica de los productores de café debe abordarse inmediatamente, antes que se convierta en una crisis humanitaria. Se debe implementar un enfoque basado en el principio de corresponsabilidad y transparencia, para garantizar que todos los vínculos de la cadena de valor sean rentables y saludables.

Ante esta dramática situación, recientemente se estableció el Segundo Foro Mundial de Productores de Café, al que asistieron productores de café de todos los continentes. El orador principal, Profesor Jeffrey D. Sachs, propuso la creación de un Fondo Mundial del Café para cofinanciar la sostenibilidad de los caficultores. Este fondo, se alimentaría inicialmente con recursos aportados por la industria, a los que se le sumarían aportes públicos y privados, para realizar inversiones directas en fincas. Sin un programa de esta naturaleza será difícil que muchos productores subsistan ante la falta de apoyos para reinvertir en tecnología y productividad, lo que llevaría al abandono de más y más fincas como ya se ve en Centroamérica, con resultados lamentables, como las caravanas de migrantes, lo que pondría en riesgo el suministro global del grano.

Al presentar los resultados del estudio “Análisis Económico y de Políticas para Mejorar los Ingresos de los Pequeños Productores de Café”, Sachs explicó que Brasil y Vietnam, como productores del 50% del café en el mundo y que han hecho inversiones importantes en mecanización y productividad, tienen un gran peso en la determinación del precio internacional. Desde 1995 representan 83% del aumento de la producción mundial. Por lo mismo, si el real brasileño se aprecia, el precio internacional del grano subiría, mientras que, si el real se devalúa, el precio del café bajaría.

Además, a los niveles actuales, los precios sólo son viables para los productores mecanizados, no para los tradicionales.

Además, otros países productores, como los de cafés suaves lavados de montaña, como el nuestro, enfrentan limitaciones, lo que incluye falta de inversión en ciencia y tecnología para aumentar su frontera agrícola cafetera o mecanizar la recolección, lo que los pone en desventaja en la industria. En este sentido, pese a las limitaciones, Colombia ha sido ejemplo de ello.

Por otro lado, las crecientes temperaturas debido al cambio climático, hace prever menores rendimientos en países y regiones como Colombia, India, Malasia y Centroamérica, lo que acentuaría no solo riesgos de deforestación, pobreza e inequidad, sino la codependencia del suministro mundial de Vietnam y Brasil.

Todo esto hace necesario un esfuerzo conjunto de los principales actores de la industria, de forma articulada con gobiernos para invertir en la sostenibilidad del sector caficultor, lo que, de resultar exitoso, se convertiría en un ejemplo para el mundo.

El café es el segundo producto más comercializado a nivel mundial, después del petróleo. Y el segundo más consumido después del agua. Indicadores que nos harían pensar que los productores de café están acaudalados; sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad.

No parece ético o moral que una industria que está ganando dinero pague a los productores por debajo del costo. Son el eslabón más débil de la cadena y a la vez son los más necesarios para mantenerla en el futuro.
La cadena productiva del café se debe presentar al mundo como el gran modelo de sostenibilidad, que guíe la economía hacia el futuro .