Poderoso caballero es Don Churrito

Los churritos brindan sustento hasta 67 hogares por cada punto de venta, ya que generan transacciones monetarias diarias aproximadamente de… ¡$4.7 millones de dólares!

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Los Patriots utilizan su avión para transportar 1,2 millón máscaras desde China. / Foto Por EFE

Por Max Mojica

2020-04-06 5:30:52

Tengo debilidad por los churritos, pero no es por eso qué decidí escribir este editorial, es por que conozco la importancia que tienen los churritos y, por extensión, que tienen todos esos productos que conocemos como “boquitas”, dentro del espectro económico y alimentario de nuestro país.

Quien diga que no necesitamos churritos es por que no conoce su importancia para la economía salvadoreña. La producción de estos ha sido reconocida como un motor del empleo en nuestro país: al menos 10,000 personas trabajan de forma directa en la industria. Ello implica que el churrito da trabajo a operarios de maquinaria, calificados y no calificados; motoristas de camiones repartidores y a todo su equipo de carga/descarga; a ingeniosos publicistas, así como a humildes tenderos que lo ponen a la venta al detalle.

El simpático amigo amarillo también da trabajo a miles de empleados en la industria del empaque y la impresión de estos; a las empresas de seguridad que acompañan a los camiones repartidores y vigilan los dispensarios; a especialistas en software; a las empresas de distribución de energía, ya que las industrias productoras constituyen uno de sus más grandes consumidores.

La industria de las boquitas consume millones de dólares en maquinaria para la producción y purificación de agua para su proceso productivo; de igual forma, le brinda trabajo a cientos de personas en el rubro de metalmecánica y mantenimiento; asesoría legal, servicios contables y de auditoría; propiedad intelectual; así como a profesionales de ingeniería y arquitectura; eso sin contar a compañías impulsadoras que contratan a cientos de personas para promover su consumo en puntos de venta y ferias.

Su producción consume enormes cantidades de productos que provienen de humildes campesinos, principalmente de frijol, papa, arroz y maíz, lo cual genera un importante inyección de dinero a uno de los sectores más olvidados: el agro. Adicionalmente, el proceso productivo genera subproductos que son reprocesados para ser aptos para el consumo animal, por lo contribuyen tanto a la producción avícola, como a la producción de carne de cerdo y res.

En nuestro país, las boquitas exportan más de $151 millones de dólares anuales, abarcando un 30% de las exportaciones del sector alimenticio, el cual crece cada año debido a la pujanza típica del sector industrial y obrero salvadoreño cuando se le permite hacer lo que mejor sabe hacer: ¡trabajar! Todo ello implica que al menos 5,000 personas en el extranjero tienen trabajo gracias a ellos… quien lo viera al humilde churrito…

El sector de las boquitas mueve más de $150 millones de dólares dentro del país, a través de más de 55,000 tiendas, como la de Doña Melva, la simpática y amable señora retirada que en mi colonia atendía a la cipotada con una sonrisa, cuando íbamos a comprar un churro después del mascón de fútbol que teníamos en el parque. Doña Melva, igual que los otros miles de tenderos, obtienen el ingreso para mantener a sus familias de las utilidades que obtenían de la venta de las diversas boquitas que gustosamente exhibían a su público. Según estimaciones, una tienda de colonia tiene una rotación de $4 mil dólares mensuales en producto… ¡le quedaba buena plata a Doña Melva!

Los churritos brindan sustento hasta 67 hogares por cada punto de venta, ya que generan transacciones monetarias diarias aproximadamente de… ¡$4.7 millones de dólares!, lo que hace la friolera de pisto anual de $1,700 millones de dólares que queda en manos de industriales, empleados, repartidores, vendedores mayoristas, tiendas de colonia y señoras con un canasto, que lo venden en la parada de buses.

Pero la cosa no queda ahí. Las boquitas para las personas clase media y superior constituyen un tentempié que se consume los fines de semana u ocasiones especiales, pero para el pueblo es diferente. Estudiantes con ingresos limitados, obreros de la construcción, campesinos, etc. ven al humilde churrito, a la papita o Tortrix como una fuente extra de calorías baratas que sirven complementar su dieta diaria. Para esos hermanos salvadoreños no es un “gustito”… son una necesidad. Claro, eso solo lo sabe quien conoce la realidad del país, no para aquellos para quienes el churrito constituye un gusto ocasional.

Poderoso caballero es Don Churrito, un verdadero motor económico del país. Una pena ver militarizadas sus instalaciones.

Abogado.