No todo es COVID-19

Estamos en una lucha contra el SARS-CoV-2, pero no podemos dejar de lado otras enfermedades que pueden aumentar el volumen de consultas en toda la red hospitalaria. Los programas de inmunizaciones contra enfermedades infectocontagiosas, la atención de poblaciones vulnerables y pacientes con enfermedades crónicas deben seguir activos

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Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por Mauricio Ernesto Flores

2020-05-14 8:57:56

Pese en que nos encontramos en un momento difícil de repunte de casos por COVID-19, no podemos olvidarnos de que hay otras enfermedades infectocontagiosas que pueden afectar a la población salvadoreña, así como tampoco podemos dejar de lado a los pacientes con enfermedades crónicas y otras poblaciones vulnerables.
Infecciones respiratorias por virus influenza, parainfluenza, adenovirus y otros virus, afectan año tras año a nuestra población y en diversos estudios se han reportado como coinfecciones en pacientes con COVID-19.
Los sistemas de vigilancia centinela deben estar atentos a estas situaciones; si logramos controlar la arremetida por SARS-CoV-2, pero no se realiza el tamizaje para otros cuadros virales, vamos a tener un desborde de cuadros respiratorios no relacionados con COVID-19. Recientemente, se ha reportado que las infecciones por influenza suponen un riesgo para infecciones por SARS-CoV-2, ya que se presenta un aumento de la expresión del receptor ECA2, que se ha destacado como la puerta de entrada para el este virus; de igual manera, esta contribución entre virus puede provocar un déficit transitorio del sistema inmunológico, aumentando el riesgo de contagio y complicaciones en estos pacientes.
Es de suma importancia mantener los esquemas de vacunación y reforzar al sistema de salud para continuar las campañas, tanto en lo público como en lo privado. Una de las hipótesis del porque los niños se encuentran más protegidos o presentan menos complicaciones es el concepto de “inmunidad entrenada”. Este término se refiere a un sistema inmunológico activo que puede tener la capacidad de actuar sobre otras infecciones virales de forma inespecífica.
Esta inmunidad entrenada se presenta por estímulos frecuentes del sistema inmunológico por infecciones y vacunas, sobre todo vacunas de virus vivos inactivados. Enfermedades virales como sarampión, varicela e influenza tienen la capacidad de causar una depresión importante del sistema inmunológico. Por lo tanto, continuar los esquemas de vacunación supone una medida de protección en estos momentos.
Otras infecciones como dengue, tuberculosis y HIV también son enfermedades con una alta carga de consultas hospitalarias, tratamientos y complicaciones, por lo que se requiere se mantengan activos los programas de detección, diagnóstico, manejo y seguimiento.
Pacientes con enfermedades cardíacas, renales, inmunodeficiencias primarias y secundarias, enfermedades respiratorias crónicas, oncológicas, autoinmunes, etc., son pacientes de alto riesgo de complicaciones asociadas a COVID-19. Este grupo de pacientes debe continuar sus citas de seguimiento no solo para poder recibir sus medicamentos, sino también para determinar el estado de control de su enfermedad para poder hacer intervenciones tempranas y adecuadas para evitar complicaciones. En poblaciones vulnerables como niños, adolescentes, embarazadas y tercera edad, deben activarse las consultas de control.
Pese a que los niños se han reportado con pocas complicaciones por COVID-19, el riesgo de contagio es similar que en otras edades; si no se continúan con los controles, no se podrán detectar factores de riesgo que contribuyen a la morbimortalidad en este grupo etario, sobre todo en menores de dos años. Valoraciones del estado nutricional son intervenciones importantes, la malnutrición es un factor de riesgo de complicaciones; la desnutrición compromete al sistema inmunológico y la obesidad se ha reportado como el 2º factor de riesgo más importante en pacientes con COVID-19.
Los controles de embarazo permitirán establecer riesgos de atención del parto y continuar con la vacunación para la embarazada (influenza, tétano y tos ferina). En personas de tercera edad, el aparecimiento de patologías cardíacas, metabólicas y pulmonares es frecuente; asociado a un sistema inmunológico con poca capacidad de respuesta ante cuadros infecciosos, conocido como inmunosenescencia, los coloca en alto riesgo de complicaciones.
Por último, los adolescentes, la población de riesgo más olvidada por falta de programas de atención sólidos en nuestro sistema de salud; es en este grupo donde se centran todas las debilidades de los grupos anteriores: esquemas de vacunación incompletos, problemas nutricionales, inicio de patologías crónicas, tabaquismo, riesgos de comportamiento propios de la edad, etc.
Estamos en una lucha contra el SARS-CoV-2, pero no podemos dejar de lado otras enfermedades que pueden aumentar el volumen de consultas en toda la red hospitalaria. Los programas de inmunizaciones contra enfermedades infectocontagiosas, la atención de poblaciones vulnerables y pacientes con enfermedades crónicas deben seguir activos. Todas estas intervenciones en salud son igual de importantes que el manejo de pacientes con COVID-19. Si no lo vemos así, vamos a tener el descalabro del sistema de salud que no queríamos tener.

Alergólogo Pediatra / Presidente de la Asociación Salvadoreña de Alergia, Asma e Inmunología Clínica / asmayalergias2008@gmail.com