Mercado del petróleo, otra víctima del COVID-19

El COVID-19 aceleró la crisis del sector estratégico, volviendo contagiosa la realidad de crisis. Hoy en día la pregunta consiste es saber si la crisis es transitoria o se inscribe para un tiempo que unos miden en varios años.

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Embajador de los EE.UU. en El Salvador

Por Pascal Drouhaud

2020-05-03 10:49:15

Desde marzo, el mercado del petróleo se ha vuelto otra víctima del COVID-19.
Muchos se recordarán, como ilustración de esta situación, del día histórico y de pánico que ha sido el lunes 20 de abril pasado, cuando el West Texas Intermediate (WTI), el petróleo bruto usado como referencia del mercado norteamericano, cayó por abajo de cero, con un valor de –37.60 dólares. El día siguiente los precios volvieron a 15.74 dólares, nivel bajo pero restablecido en comparación al anterior. Nunca se había visto este fenómeno que sirvió de alerta. Por su lado, el Brent, referencia principal del mercado mundial, bajó a 15.98% para volver miércoles 22 de abril a 21 dólares.
Situación económica inédita que acompañó tres factores explicativos :
-la caída del petróleo ha sido acelerada por la pandemia del coronavirus, paralizando de raíz de varias semanas, y ahora para un tiempo largo a mediano plazo, los transportes, ya sean aéreos y marítimos, limitando la movilidad de la población mundial, la demanda de los consumidores bajo de manera drástica.
-La cumbre de la OPEP y países socios en Viena, el 6 de marzo pasado, fracasó. No se había logrado un acuerdo sobre una reducción coordinada de la producción. Se había propuesto el nivel de reducción hasta final del semestre de 2020 y luego una reducción de 1,500,000 barriles/día hasta final del año. Rusia entre otros, no lo aceptó.
-El cambio de estrategia de Arabia Saudita. En lugar de defender el precio, decidió defender las partes del mercado. Por cierto, desde febrero pasado acelerándose en marzo, una guerra de los precios había surgido. El primer exportador mundial, Arabia Saudita, intentó llegar a un acuerdo de producción del crudo con los miembros de la OPEP, la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, y sus aliados como Rusia, proponiendo una reducción de producción de 10 millones de barriles al día a partir del 1 de mayo próximo. No fue entonces aceptado, dentro de otros por Rusia.
La crisis se aceleró en abril. Una nueva cumbre de la OPEP y socios tuvo lugar del 9 hasta el 12 de abril. Permitió esta vez llegar a un acuerdo. La producción de estos países llevaba, antes de la crisis, a 100 millones de barriles/día. Decidieron una baja, hasta junio próximo, de 9,700,000 barriles/día, es decir 10% de la producción . Para el segunda semestre, apostando sobre una mejoría del consumo, la reducción será de 7,700,000 barriles/ día, mientras en 2021, por el momento hasta abril de 2022, será de 5,800,000 barriles día.
Se trata hoy en día, de estabilizar el mercado, al igual de los demás países productores y consumidores que son los Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega. Por cierto, la Railroad Commission of Texas, que representa a Texas, productor más fuerte de los Estados Unidos, tomó contacto con la OPEP para pensar una coordinación. Por cierto, las reservas de petróleo están llenas, siendo el consumo históricamente muy bajo. En los Estados Unidos están en Cushing, en Oklahoma, mientras el Brent lleva sobre una materia premia cuyos almacenamientos son marítimos, en el Mar del Norte europeo. Son 160 millones los barriles en las reservas marítimas, siendo un récord. Cushing está llegando a su capacidad máxima de almacenamiento con sus 80 millones de barriles. En este contexto, con un petróleo que no es rentable, cerrar un pozo cuesta igual carro que abrirlo de nuevo. Muchos prefieren entonces dejarlos abiertos, produciendo un petróleo que ya no tiene gran valor, apostando sobre un principio de arranque económico en las próximas semanas.
Por cierto, después de Asia desde pocas semanas, planes para salir de la fase de contención completa están realizados o en vías de serlo en Europa. Francia anuncio una “decontención gradual” a partir del 11 de mayo, tanto como Italia o España. Austria y Alemania ya empezaron. Pero el consenso se establece sobre el hecho que tomara tiempo volver a una “normalidad”, a la realidad de “mundo de antes”. Se ve complicado: la movilidad estará por un tiempo restringidas. Por ejemplo, en Francia, después del 11 de mayo, no se podrá mover a más de 100 kilómetros sin constancia de necesidad. Es decir, que después de una caída económica en este primer semestre, histórica, volver a una estabilización exigirá tiempo.
Planes de apoyo a sectores económicos se están preparando en varios países : Estados Unidos anunció con el Banco Federal de Reserva un plan de apoyo de más de 2300 mil millones de dólares. Europa está poniéndose de acuerdo, con un apoyo del Banco Central mientras los Estados miembros ponen dispositivos en favor de un apoyo a los trabajadores, tal como el desempleo parcial con garantía del Estado y aliviando el peso de una carga financiera sobre las empresas que ya sufren de la caída de actividad y de producción. Pero no son todos los países que lo pueden, haciendo aparecer riesgos de fracturas reforzadas en el mundo en los próximos meses. Las medidas anunciadas en el sector del transporte aéreo, los resultados del primer trimestre catastróficos que sean de Airbus, Boeing y numerosas compañías, revelan la fuerza de la crisis.
El COVID-19 aceleró la crisis del sector estratégico, volviendo contagiosa la realidad de crisis. Hoy en día la pregunta consiste es saber si la crisis es transitoria o se inscribe para un tiempo que unos miden en varios años. El mercado del petróleo sirve de revelador sobre la amplitud de la crisis económica que estamos atravesando.
Ya entendimos que tomará tiempo volver a una reactivación económica, siendo numerosas en el mundo las quiebras con su lote de desempleo y precaridad. El mundo del petróleo evalúa el regreso a un nivel de consumo equivalente al del primer trimestre de 2022.

Politólogo