Porque puedo, porque quiero

Los Mayas se vieron obligados a cortar y a quemar miles de toneladas de árboles de la selva circundante, lo cual secó los pozos y por ello devastó la agricultura.

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Foto EDH / Jorge Beltran

Por Max Mojica

2019-06-24 5:15:17

Hace unas semanas tuve el gusto de asistir a la conferencia magistral que pronunció en El Salvador, el arqueólogo estadounidense Richard Hansen. El profesional nos deleitó con un ameno recorrido por la historia de uno de las más misteriosos pueblos mesoamericanos: los Mayas.

La ponencia se centró en el hecho que los Mayas desarrollaron enormes complejos urbanísticos, que para la época, superaban en número de habitantes a Londres, París o Madrid, tal como lo atestigua la ciudad maya situada en el corazón de la selva del Petén, denominada “El Mirador”.

El impresionante complejo arqueológico, que pertenece al periodo Preclásico Tardío, fue fotografiado por primera vez en 1930 por el explorador Percy Madeira. Pero no fue hasta 1978 que las universidades de Brigham Young y Católica de América proporcionaron los fondos para el inicio de las primeras excavaciones en el lugar.

De las investigaciones se derivan datos curiosos, como lo es el hecho que estas estructuras piramidales datan del 300 antes de Cristo, es decir, siglos antes de que construyeran las pirámides en Tikal, y que las construcciones mayas en El Mirador son de dimensiones colosales: se calcula que el volumen de la construcción, es de dos millones ochocientos mil metros cúbicos.

Para que se tenga una idea de lo hercúleo de este dato, esa pirámide maya supera en doscientos mil metros cúbicos, la pirámide de Keops en Giza, Egipto. Su construcción reviste características épicas, al haber sido ejecutada por un pueblo que no conoció ni los metales ni la rueda y que carecía de bestias de tiro.
El punto culminante de la charla, llegó cuando se intentó develar el misterio de la civilización maya: ¿por qué se extinguió su cultura?

La razón es abrumadoramente simple: explotaron sin piedad ni medida, la naturaleza circundante hasta causar un desequilibrio ecológico de tal magnitud, que esta ya no fue capaz de brindar los recursos necesarios para sustentar a todo un pueblo.

Empezaron a requerir y consumir, una cada vez mayor cantidad de recursos naturales, explotando sin medida ni misericordia, la flora y fauna circundante. Derivado de las excavaciones desarrolladas en el lugar, se puede constatar que para desarrollar semejantes desarrollos urbanísticos, así como los caminos circundantes (que el experto llama, las primeras super-carreteras de América), se requirieron de miles de toneladas de cal viva.

Para obtenerla, los Mayas se vieron obligados a cortar y a quemar miles de toneladas de árboles de la selva circundante, lo cual secó los pozos y por ello devastó la agricultura. Una visión de la destrucción del medio ambiente, causado por dicho proceso, se puede apreciar en varias escenas de la película “Apocalipto” de Mel Gibson, quien al desarrollar el guión, se basó en las teorías del Dr. Hansen.

Ante la pregunta del intrigado auditorio de ¿por qué pasó esa catástrofe social?, la respuesta fue rotundamente simple: los Mayas abusaron de su ecosistema, por que quisieron y por que pudieron.

A partir de esa conferencia, las lapidarias palabras del arqueólogo continúan martillando mi cabeza. La realidad es que nuestra civilización, continúa explotando la naturaleza, contaminando y acabando sus recursos de manera inmisericorde, ¿por qué? Pues igual que los mayas, por que podemos y por que queremos.

“Podemos” por que no existen leyes modernas y adecuadas, que hagan nuestras familias, colectivos sociales, construcciones y empresas, “más verdes” y amigables con el medio ambiente. Y “queremos”, por que al utilizar plástico, no reciclar y botar basura en cualquier lado, es una acción indeseable, pero muy cómoda; comodidad que nos impide desarrollar conciencia de los negativos efectos de esta conducta a largo plazo.

El medio ambiente está siendo devastado por nosotros. Los Mayas no lo entendieron y sufrieron las consecuencias de su displicencia y falta de previsión; espero que nosotros estemos aún a tiempo para revertir el proceso.

Abogado, máster en leyes. @MaxMojica