“Pegasus”: la era del espionaje internacional con fines comerciales

“Pegasus” sirve de despertador de la nueva realidad en que las nociones de soberanía, tanto como de control de las opiniones vuelven mercados, ¡podría ser la materia de una película que ya no es ficticia! La vigilancia de las masas tanto como de sus representantes ya está basada sobre algoritmos ofrecidos sobre el mercado de la inteligencia digital.

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Roland Rodríguez, de El Salvador, disputa el balón con Akram Afif, de Qatar. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial. / https://twitter.com/GoldCup/status/1419102665255100421

Por Pascal Drouhaud

2021-07-24 7:32:24

Desde hace unos días un escándalo sacude al mundo y, con él, las relaciones internacionales. Se descubrió que un programa electrónico llamado “Pegasus” había sido vendido a varios Estados, clientes de la empresa “NSO Group”. El uso puramente comercial parece haber remplazado el concepto de interés superior de la nación, de defensa legítima, de respeto a criterios jurídicos y protectores . El programa ha sido usado por varios clientes, incluyendo Estados, para espiar a más de 50,000 personas, entre ellas 13 Jefes de Estados y de gobierno; de igual manera, se encuentran los presidentes de África del Sur, de Irak, posiblemente de Francia a pesar de las negaciones oficiales, tanto como del Rey de Marruecos. Periodistas, empresarios, los círculos cercanos de Jefes de Estados, así como blancos que han sido descubiertos después de una investigación de varios medios de comunicación internacionales bajo la coordinación de Forbidden Stories.
El programa informático “Pegasus”, creado por la empresa israelí “NSO Group”, estaba insertado en los smartphone sin que se detectara. Tiene la capacidad en absorber plenamente los datos del aparato. ¡Se puede imaginar las consecuencias en materia de seguridad en el espacio de las relaciones entre Estados tanto como de control sobre las poblaciones!
Con una lista de 50,000 objetivos potenciales desde 2016 para una decena de Estados, clientes de NSO Group, la revelación de esta realidad ha desatado un escándalo mundial. Se está convirtiendo, años después de las revelaciones de Edward Snowden, en el caso más grave de espionaje de la era digital. En Francia se reveló, aunque fue desmentido por la Presidencia de la República, que uno de los propios teléfonos usados por el presidente Macron aparecía en la lista de los aparatos atacados.
“Pegasus” aparece aún más grave en término de espionaje, porque tiene una dimensión comercial y “salvaje”, sin control. Es el nuevo instrumento digital de un “doctor Folamor” de la era digital, en referencia a la famosa película de Stanley Kubrick de 1964, que llevaba sobre la posibilidad de pérdida de control en una escalada nuclear entre las dos superpotencias que se enfrentaban entonces, los Estados Unidos y la ex-URSS.
El precedente de espionaje a grande escala, revelado en 2013 por Edward Snowden, era sobre las medidas tomadas por la agencia de inteligencia estadounidense NSA (National Security Agency) para luchar contra el terrorismo, después de los atentados de 2001, recuperando los datos de los Gafa (Google/ Apple/ Facebook/ Amazon). Por lo menos, existía por ser una agencia federal gubernamental, procedimientos a pesar de las “zonas de vacío jurídico”.
“Pegasus” es un sistema creado por una empresa. Es decir que es un producto de la industria digital, cuyas empresas finalmente no tienen que responder a reglas que administran la disciplina de un Estado cuando se trata de protegerse o contestar a un enemigo. El único interés que tienen es “el margen comercial” y los resultados de final de año. Y sin duda, durante estos últimos años, NSO Group tuvo buenos resultados comerciales. “NSO Group” organizó una forma de sistema de vigilancia entre varios Estados, clientes de su programa, aparentemente sin reglas. El sistema aparece por definición, totalmente opaco, cuando además, apenas estamos en el principio de las revelaciones.
Muchas preguntas aparecen: si se revela cierta la cifra de 50,000, los blancos pueden ser cualquiera. Desde siempre, incluso entre aliados, el espionaje existe. Puede ser un aspecto preventivo o de anticipación, de crisis. Pero con “Pegasus”, varios son los problemas planteados: la forma “industrial” de los blandos, el aspecto comercial de la inteligencia. La protección incluso de países -cuando no es la propia libertad de pensar- está en las maños de programas privados para el “mejor postor”.
La ley del Estado que tiene derecho en defenderse, está remplazada por el monto del contrato firmado. La chequera tomó el espacio de la legitimidad jurídica estatal. Es decir, cuanto grave aparece, abriendo campos inéditos de amenazas inmediatas, por intereses personales y que pueden arriesgar la seguridad de países, para no hablar de sus poblaciones.
“Pegasus” sirve de despertador de la nueva realidad en que las nociones de soberanía, tanto como de control de las opiniones vuelven mercados, ¡podría ser la materia de una película que ya no es ficticia! La vigilancia de las masas tanto como de sus representantes ya está basada sobre algoritmos ofrecidos sobre el mercado de la inteligencia digital.
Cualquier país, y obviamente los que no tienen la tecnología propia usada en una estrategia nacional, tiene acceso a medios de inteligencia usada para en lo mínimo impresionar cuando no es para reprimir. Los sistemas económicas tanto como las sociedades, con sus interconexiones humanas, están ahora, establecidas sobre las tecnologías digitales. Es decir, la gravedad de la situación que plantea el escándalo de “Pegasus”: hoy en día, se trata de tener de inmediato, una visión política y una estratégica, para definir el medio de recuperar el control de instrumentos comerciales que tienen el potencial de amenazar Estados y a través ellos, el sistema de disuasión, de equilibrio global que garantiza la paz.

 

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr