os datos disponibles son los que indican el número de migrantes provenientes de El Salvador detenidos por la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos en su frontera sur con México. Pero el aumento o disminución de registros de migrantes detenidos en esta frontera, cuya actualización se obtiene en la página web de U.S. Customs and Border Protection (CBP), no nos permitiría afirmar superficialmente que la migración ha disminuido o aumentado desde Centroamérica y México.
Basado en datos de CBP, Nick Miroff, reportero del Washington Post, analizó el mes pasado una sensible diferencia cuantitativa entre niños y niñas migrantes no acompañados provenientes de México, Honduras y Guatemala detenidos en la frontera en relación con niñez migrante irregular no acompañada de origen salvadoreño detenida por la patrulla fronteriza desde octubre 2020 hasta febrero 2021. Sobre el número menor de niñas y niños salvadoreños en comparación con niños y niñas provenientes de Honduras y Guatemala, Miroff afirmó que: “… el gobierno popular de Bukele, a pesar de las tendencias autoritarias, parece estar demostrando que las mejoras en la seguridad reducen la emigración”.
Haciendo uso de la misma fuente de CBP, funcionarios salvadoreños han afirmado que estos datos evidencian que la migración desde El Salvador hacia Estados Unidos ha disminuido en un 80% y que ello se debe al éxito del Plan Control Territorial.
Los datos publicados por CBP no reflejan el número de migrantes que cruzan frontera hacia Estados Unidos de manera regular o irregular. Son datos específicos, como ya se ha planteado, sobre detenciones hechas por la patrulla fronteriza. Aun así, en el caso de niñez migrante salvadoreña detenida en frontera, hasta febrero 2021 habrían sido detenidos 2 mil 185 niños y niñas, casi el mismo número que el total registrado en todo el año fiscal 2020 que fue de 2 mil 189 niños y niñas. En el imposible caso que en lo que resta de este año ningún migrante salvadoreño menor de 18 años fuese detenido en frontera, los datos desmienten que las cifras hayan disminuido del 2020 al 2021.
Cuando se observan registros de unidades familiares, en el 2018 se registró en el año fiscal 13 mil 679 unidades familiares salvadoreñas detenidas por la patrulla fronteriza estadounidense, cifra que aumentó a 56 mil 897 en el 2019 y bajó a 4 mil 225 en el año 2020, pero en tendencia al alza nuevamente desde octubre hasta febrero 2021 con el registro de 3 mil 365 unidades familiares. La tendencia al alza es más contundente en el registro de 9 mil 960 migrantes adultos de origen salvadoreño que viajan solos y que fueron detenidos en el 2020 con 13 mil 632 que han sido detenidos hasta febrero 2021.
Sobre la afirmación de que la migración irregular de migrantes salvadoreños hacia Estados Unidos se debe al éxito del Plan Control Territorial, en el primer trimestre del 2021 se registran 336 homicidios en El Salvador, un 8% más que los registrados en el primer trimestre del 2020. Asimismo, la Policía Nacional Civil ha registrado 5.5 denuncias por personas desparecidas en marzo 2020. Un alza respecto a las 5.2 registradas en febrero.
Los cruces fronterizos en marzo saltaron al nivel más alto en 15 años, según datos preliminares de CBP. Cada vez es más claro que no hay muros, cierres de fronteras, estados de excepcionalidad, pandemias, ni fuerzas militares que puedan frenar a migrantes movidos por la desesperación.
La congresista demócrata estadounidense de origen guatemalteco, Norma Torres, se ha pronunciado en varias ocasiones llamando a los Estados de Honduras, Guatemala y El Salvador para atender de manera integral las causas de esta migración forzada. La respuesta ha sido intentos por deslegitimar su voz y entre medias verdades y medias mentiras ridiculizar su planteamiento para evadir el fondo de lo planteado. La misma práctica que se utiliza contra las voces de defensores y defensoras de derechos humanos y periodismo independiente.
Más allá de disputas políticas, los liderazgos podrían tratar de trabajar por abordar la migración integralmente, es decir, desistir de ver la migración como un problema y pretender detenerla con la predominancia de un enfoque de seguridad. Podría apostarse a una migración circular, que pasa, ineludiblemente, por superar trabas burocráticas e incentivos necesarios para que centroamericanos con visas de trabajo en Estados Unidos no optasen por quedarse irregularmente allá, sino en regresar seguros que mantienen sus contratos y, lo más importante, con las condiciones de seguridad y dignidad a las que tienen derecho ellos y sus familias en sus países de origen. Eso, es una responsabilidad de todos, incluyendo los Estados Unidos.
Periodista especialista en Derechos Humanos y Educación para la Paz. @celiamedrano15