Película prohibida: ¿por qué?

Se ha prohibido exhibir esta película porque revela la verdad cruda sobre el aborto, el engaño a que son sometidas las mujeres, a quienes no se permite ver la ultrasonografía que les toman cuando ingresan, para que no vean que la criatura que llevan en su vientre y que pretenden abortar no es una parte de su cuerpo ni un conjunto de células, que no sufrirá nada durante el procedimiento, sino un ser vivo, completo en espera de que se cumpla el tiempo en que pueda llamarla MAMÁ.

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Los jóvenes salvadoreños participantes en la olimpiada han sido formados por el programa Jóvenes Talento. Foto EDH/ Yessica Hompanera

Por Teresa Guevara de López

2019-09-07 8:15:22

Cuando en un determinado país se prohíbe la exhibición de una película, surgen cuestionamientos a tan drástica censura en pleno siglo XXI: ¿Exceso de violencia; escenas de alto contenido sexual o severas críticas contra el gobierno? Pocas veces se ha prohibido una película, por descubrir la verdad.

En Canadá y otros países no se permitió la exhibición de la película “UNPLANNED” (INESPERADO) porque relata, de manera real y sin tapujos, la enorme industria del aborto, a través de las clínicas de Planned Parenthood.
Es la historia de Abby Johnson y sus 18 años trabajando como activista y consejera en una de las más grandes clínicas en Texas. Abby es una chica moderna que gracias a la libertad sexual se ha sometido a dos abortos para terminar con embarazos no deseados. Uno de ellos mediante la píldora del día siguiente, que aunque garantizada que será un simple sangramiento indoloro, le causa una hemorragia casi mortal.

Al conocer los servicios de Planned Parenthood para ayudar a mujeres en apuros, Abby entusiasmada se anota como voluntaria, para atender a las jóvenes que llegan a abortar. Su carácter dulce y empático la hacen asumir mayores responsabilidades, incluso lidiar con los manifestantes Pro Vida, algunos muy violentos que insultan a pacientes y personal, aunque la mayoría se limitan a realizar jornadas de oración y vigilias frente a la reja que rodea las oficinas y de donde son expulsados con fuertes chorros de agua del sistema de surtidores instalados para tal fin.

Pronto Abby es nombrada jefa de la clínica y con la responsabilidad de reconstruir los cuerpos de la criatura abortada, usando una pinza para cerciorarse de que ningún miembro ha quedado dentro del útero materno. Por su excelente desempeño recibe un reconocimiento, aunque le incomoda que una de sus metas para el año próximo sea duplicar el número de abortos para generar mayores ingresos, pues trabajaba con el objetivo de ayudar a las mujeres y sin fines de lucro.

Por ausencia de uno de los médicos, Abby es requerida en el quirófano como ayudante, y por primera vez se enfrenta con la realidad del aborto, cuando observa en la pantalla, un bebé de pocas semanas, completo y moviéndose mientras trata de evadir el aparato succionador que le sacará del claustro materno. Ante esa milagrosa realidad, de un ser vivo que lucha denodadamente por defenderse, ella realiza que ha colaborado para realizar miles de asesinatos.

Al presentar su renuncia es amenazada y demandada por enfrentarse con una de las organizaciones más poderosas de los Estados Unidos, a la que apoyan conocidos millonarios. Afortunadamente gana el juicio y se une al grupo Pro Vida, en su deseo de reparar por el daño causado, aunque le toca enfrentarse con su conciencia y el remordimiento. Les hace saber a los defensores de la vida que cuando se realizaban jornadas de oración y vigilias disminuía el número de abortos. Finalmente, esa importante clínica de abortos fue clausurada.

Se ha prohibido exhibir esta película porque revela la verdad cruda sobre el aborto, el engaño a que son sometidas las mujeres, a quienes no se permite ver la ultrasonografía que les toman cuando ingresan, para que no vean que la criatura que llevan en su vientre y que pretenden abortar no es una parte de su cuerpo ni un conjunto de células, que no sufrirá nada durante el procedimiento, sino un ser vivo, completo en espera de que se cumpla el tiempo en que pueda llamarla MAMÁ.

Si los médicos que aconsejan el aborto y tantas activistas que lo promueven dijeran la verdad, pocas mujeres lo aceptarían. Pero los intereses económicos que sostienen esta criminal industria le tienen temor de la verdad.

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