Quiero disculparme con los inocentes simios de la naturaleza, por calificar al moderno Homo Sapiens -mercader de las guerras de expansión- como “El Mono Nuclear” y “Simio tecnológico” que amenaza la paz y la vida de nuestro planeta o biosfera. Esto mediante la producción de energía atómica con fines de guerra y destrucción humana y global. Como expresara con fina ironía Friedrich Wilhelm Nietzsche -filósofo alemán del siglo XIX-: “Los monos son demasiado buenos para que el Hombre pueda descender de ellos.” Y, en efecto, ¿Cuál es el daño que han causado a la naturaleza virgen los inocentes simios (por cierto a punto de extinguirse)? Desde la Plaza de San Pedro en Roma cada nuevo Papa exhorta a la Humanidad a crear el anhelado mundo de la paz, cada vez más lejano. Cabe recordar a la precoz niña de la tira cómica de Quino- cuando -escuchando la noticia de un nuevo llamado de Su Santidad a la paz, se pregunta: “¿Y le dio ocupado como siempre?”. En otra oportunidad concluye: “Si los cobardes que deciden las guerras tuvieran que ir a pelearlas, viviríamos todos en PAZ.” Los simios de la selva virgen se aman y unen a fin de sobrevivir en las selvas que el “progreso” y la “civilización” arrasan. Mientras tanto, el primate humano “culmen de la evolución” cava su propia tumba sobre las cenizas de la paz.