“Obras son amores, y no buenas razones”, reza el antiguo refrán, demostrando que las promesas de campaña y el inútil Plan Cuscatlán, entusiasmando a la gente con las maravillas que NI realizaría en las áreas de salud y educación, eran mentiras muy bien articuladas para lograr hacerse con el poder y así disfrutar de las mieles del mismo. Pronto recortaron en varios millones los presupuestos de esas dos áreas, mientras aumentaba el presupuesto de CAPRES, aunque juraron acabar con la partida secreta.
El Dr. Raúl Lara Menéndez, reconocido oncólogo, experto y consultor en programas de cáncer, ha lanzado un grito clamando por los miles de salvadoreños que mueren víctimas del cáncer, que ha sido culpablemente ignorado, pues a Nayib Bukele y a sus incompetentes ministros no les importa la salud del pueblo. En sendos artículos, el profesional hace un severo YO ACUSO a las autoridades por el desprecio demostrado hacia los pacientes de cáncer. El Programa de Prevención y Control de Cáncer, en poder del MINSAL desde 2016, listo para su inmediata implementación, demuestra que una inversión de $30 millones sería suficiente para detener la enfermedad, no ha merecido ninguna atención, mientras se han gastado de manera descontrolada varios millones para el Covid.
Insiste el Dr. Lara en la inhumana situación en que se ha dejado a los pacientes con cáncer, cancelando sus citas, sin medicinas ni cirugías, lo que significa una condena a muerte, ya que el índice de mortalidad por la pandemia no pasa del 3.5%, mientras la letalidad por cáncer llega al 65%, pues se reportan 34 casos por día, 3 casos cada dos horas, porque el cáncer no respeta cuarentenas, aislamientos, gel, jabón o distancia física, y su próxima víctima podríamos ser uno de nosotros.
Es un YO ACUSO a funcionarios sin conciencia, que no dudaron en embolsarse miles de dólares vendiendo a sobreprecio equipo de pésima calidad que cobró la vida de más de 100 profesionales de la salud, que no dispusieron del equipo adecuado para no contagiarse. Y que a muchos de los contagiados que luchaban en primera línea les fueron descontados de su sueldo los días que permanecieron incapacitados, además de no haber recibido sus salarios en los meses de mayo, junio y julio.
Es un YO ACUSO al ministro Alabí por intentar desmentir los datos de los médicos fallecidos, por mantener en secreto las cifras de víctimas del Covid, por el secretismo alrededor del elefante blanco llamado Hospital El Salvador y la ingratitud de pagar sueldos bajo el mínimo de ley, y pretender que médicos especialistas acepten trabajar en esas condiciones. Pero sí ha podido remodelar sus oficinas y en el MOP armaban una sala de juegos para distracción del personal.
El Hospital El Salvador pasará a la historia como un monumento a una obra mal hecha, peor planeada y pésimamente ejecutada por gente incapaz para construir una obra de tal envergadura. Que se anunció como un hospital temporal, para luego considerarlo permanente, aunque carezca de los servicios indispensables, y para esconder tanta lacra, no se ha permitido ingresar a la prensa. Pero el Ministro Alabí, en una entrevista radiofónica, dijo no entender por qué los diputados querían conocer “al centavo” las plazas y salarios de este hospital. No entiende que no es dinero suyo que puede gastar a discreción, sino de nuestros impuestos, que nos permiten exigir servicios de salud adecuados, y recordarle la responsabilidad que tiene por las muertes de tantas víctimas del cáncer, que no han sido atendidas por negligencia, a pesar de las dramáticas estadísticas presentadas por el Dr. Raúl Lara Menéndez que han estremecido a la población.
Maestra.