Autonomía municipal propositiva

Es una verdadera lástima que hayamos perdido meses encerrados cuando la solución era, hasta cierto punto, cuestión de lógica. De ellos pudieran haber salido las bases de datos tanto los CENADES como para la distribución de bolsas solidarias, evitando las aglomeraciones.

descripción de la imagen
Foto: EDH | Franklin Ponce

Por Carmen Marón

2020-08-08 9:01:26

Después de meses de malas noticias, y discursos y pleitos al parecer interminables, esta semana hemos recibido la grata sorpresa que los alcaldes han tomado la iniciativa de implementar medidas para evitar que el COVID-19 se siga esparciendo por el país, enfocándose en su municipio. Y es mucho más grata la noticia que, en pocos días, muchas han elaborado planes factibles, que evitan las encerronas, y dan prioridad a educar cómo evitar el virus, encontrando así ese equilibrio entre salud y economía que parecía eludir al gobierno central.
En las ciudades, pueblos, cantones y caseríos de nuestro país, es el alcalde quien realmente conoce las necesidades específicas de la población, y no le es tan necesario imponer medidas punitivas para obtener los resultados deseados. Si a eso se añade que el Alcalde es alguien que muchas veces creció en el lugar, con quien el ciudadano común puede hablar y expresar sus inquietudes personalmente porque lo conoce y que, además, muchas veces lleva años en su gestión, lo hace poseedor de información valiosísima, que muy rara vez llega al gobierno central y que si llegara, sería considerada irrelevante. En este sentido, la autonomía de las alcaldías es una gran ventaja, ya que las medidas pueden ser creadas ad hoc para cada municipio.
Los alcaldes de municipios grandes, medianos y pequeños, han demostrado que la mejor manera de ser proactivos en esta lucha es tomar medidas con el consenso de la población y tomando en cuenta las necesidades particulares y cantidad de contagios. Leyendo los protocolos de algunas, es impresionante cómo han podido, con la ayuda de la academia en algunos casos, establecer esos parámetros distintos pero orientados al mismo fin. Es una verdadera lástima que hayamos perdido meses encerrados cuando la solución era, hasta cierto punto, cuestión de lógica. De ellos pudieran haber salido las bases de datos tanto los CENADES como para la distribución de bolsas solidarias, evitando las aglomeraciones.
Con cinco meses de encierro y el país en un limbo jurídico es recomendable que tanto el Ejecutivo como la Asamblea apoyen, empoderen y financien a los gobiernos municipales en su autonomía y les provean herramientas para luchar contra el COVID-19. De igual manera, es importante que las alcaldías continúen asesorándose por médicos y otros especialistas, ya que la “nueva normalidad” será distinta para cada municipio, además de actuar con la debida transparencia.
En este momento, lo mejor que el gobierno central puede hacer es “descentralizarse” un poco y enfocar sus energías en los temas de país que urge resolver: los Varados, el funcionamiento del Hospital El Salvador, elflexibilizar las transiciones entre las etapas de reapertura para evitar que se pierdan más empleos a nivel nacional, al igual que prever una solución viable ante la inminente hecatombe financiera, con el fin de paliar sus efectos lo más posible, mientras apoya a las Alcaldías en la creación de cercos epidemiológicos inteligentes.
Puede que El Salvador aún sorprenda al mundo saliendo adelante mejor de lo que esperábamos, pero eso requiere que se comience a actuar, desde el nivel municipal, de manera orgánica y coordinada con el gobierno central. En estos momentos, el país no puede darse el lujo de protagonismos ni antagonismos. El único lujo que se puede dar es el de apoyar a quien encuentre y ejecute soluciones, dejando a un lado egos, partidismos y revanchismos. Si las soluciones vienen del gobierno municipal al gobierno central, que bienvenidas sean. Lo importante es aplanar la curva.

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.