Dinero maldito

Amargo contraste de los hospitales colapsados, con pacientes tirados en el suelo, mientras los funcionarios del gobierno se lucran con jugosos negocios, embolsándose el dinero de nuestros impuestos.

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Por Teresa Guevara de López

2020-07-11 6:11:41

Don Alberto Masferrer describió en su obra El Dinero Maldito, de manera cruel y desgarradora, los males que aquejan a los salvadoreños, especialmente a los más desprotegidos, de cuyo sufrimiento se benefician los poderosos, llenando sus bolsillos con lo que él califica acertadamente de “dinero maldito”.
Describe una tarde de domingo, en una cantina de las que abundan en nuestros pueblos, donde quienes han trabajado duramente gastan en licor que los dejará inconscientes, tirados en la calle, hasta que la sufrida esposa o los hijos lleguen a recoger esa piltrafa destruida por el alcohol. Luego acusa a quienes se lucran con la venta de armas que terminan segando vidas, muchas veces inocentes, o sirven para perpetrar venganzas en las que el crimen tiene un alto precio.
También acusa de manera directa al Estado Corruptor, y a quienes se enriquecen valiéndose de su cargo, con dineros mil veces malditos que debieron destinarse para dar al pueblo mejores condiciones de salud, educación, agua potable, carreteras, energía eléctrica en lugar de tener como destino sus cuentas bancarias. De perenne actualidad el libro de Masferrer, ante las denuncias de funcionarios que se han lucrado vendiendo al Estado insumos médicos durante la pandemia.
Se ha informado por diversos medios que el titular del FONAES vendió 100,000 mascarillas al MINSAL por $250,000. El MINSAL compró casi $12 millones en insumos sanitarios a una empresa española que vende repuestos para autos. El Viceministro de Ingresos, y sus socios/parientes vendió al MINSAL 300,000 protectores faciales por $750,000. El diputado tránsfuga Gustavo Escalante vendió 800,000 cubrebocas por $344,000. Excelentes negocios, algunos con sobreprecios hasta del 121%. Mientras personal de salud, luchando en primera fila con pacientes infectados, carecen de gabachas protectoras adecuadas, muchos deben reciclar la mascarilla, porque no hay para cambiarla; 150 enfermeras del Zacamil no han recibido sus sueldos de mayo y junio y deben pagar transporte. Además tantos policías fallecidos, por no contar con el equipo de protección adecuado.
La Comisionada Carolina Recinos rechaza que exista conflicto de intereses cuando BANDESAL dio un crédito por $22 mil a su hermana, para poner una cafetería en el Ministerio de Hacienda, y que otro hermano, Herbert Recinos, es también gerente en BANDESAL. El presidente de la institución Juan Pablo Durán, por ignorancia o cinismo, afirmó “que la señora no pidió el préstamo para gastos personales, vivienda o compra de vehículo, sino para poner un negocio: absolutamente válido en las políticas y reglamentos del banco” aunque la beneficiaria fue determinada como una persona políticamente expuesta, por el Comité de Créditos de BANDESAL. Pero la todopoderosa Comisionada Recinos considera “que es notable una agenda perversa, mentirosa que tiene su base en el interés partidario electoral de querer figurar en las elecciones del 2021” pero no dice dónde está la mentira. Les salen sobrando los artículos 4, 5 y 6 de la Ley de Ética Gubernamental, las restricciones de los artículos 25 y 26 de LACAP y el artículo 128 de la Constitución.
Sigue la danza de los millones: doble plaza de Conan Castro; el viaje de Osiris y su compañera; el destino de los $30 millones que México donó para el Programa Sembrando Vidas; la compra de MINSAL de 200 servicios funerarios por $220,000 en un cementerio privado, cuando los fallecidos por Covid son enterrados en cementerios municipales o en fosas comunes. ¿Para qué distinguidos difuntos serán los nichos adquiridos?
Amargo contraste de los hospitales colapsados, con pacientes tirados en el suelo, mientras los funcionarios del gobierno se lucran con jugosos negocios, embolsándose el dinero de nuestros impuestos.
Como sentenció el Maestro Masferrer, un dinero maldito, que debería quemarles las manos y despertar las conciencias de quienes aseguraron, que cuando no se roba, el dinero alcanza. ¡Devuelvan lo robado!

Maestra.