Es necesario que las autoridades edilicias se preparen para el presente y para el futuro. Toda acción, por buena que parezca, siempre y cuando no haya pureza de intenciones no pasará de ser mera propaganda electorera.
¿Hubo algún protocolo para atender la gripe H1N1 en el 2008-2009 de parte de las alcaldías y especialmente COMURES e ISDEM? No lo hubo. Y no se aprendió la lección, pues la improvisación continúa y donde se considera un buen trabajo, si este llega directamente a la comunidad en una ciudad o en un sencillo cantón, se conoce quién pertenece a determinado partido político.
Pareciera que en la mente de los alcaldes y su concejo todo se resume en repartir víveres como si solo la alimentación fuera prioridad y lamentablemente medidas importantísimas como un censo actualizado sobre un mapa de riesgo dinámico, conocer las necesidades de las personas más pobres, acciones para beneficio de la comunidad para enfrentar enfermedades que afectan a los vecindarios, poco importan o no saben qué hacer.
De a poco vemos la dispersión y medidas improvisadas, ¿Qué hacen entidades como COMURES e ISDEM? Parece que nada, pues con la pandemia de la gripe H1N1 no les importó elaborar protocolos de futuro para la atención de una pandemia como la que estamos viviendo; al contrario, todo se enfoca en ver el FODES; parece que importa más la búsqueda de una reelección que servir a comunidades olvidadas por ellos y solo se recuerdan a la hora de las elecciones.
No se puede despilfarrar tanto dinero en proyectos con presupuestos altísimos mientras la población adolece de la falta de un transporte en beneficio de enfermos, calles deterioradas y tantas obras que se pueden edificar.
¿Están preparados COMURES, ISDEM y las 262 alcaldías del país para afrontar la postcuarentena? Creo que no están preparados y muchísimo menos lo están para la hambruna que se avecina. No son canastas de víveres las que paliarán el hambre; debe haber una organización total para garantizar que la cadena de abastecimiento que llega a cada ciudad no se rompa y que la población disponga de lo básico, pero además de ello ya es hora de modificar el Código Municipal y tener mas responsabilidades en el tema de Salud Pública, en cuanto el área rural donde empezará una hambruna de proporciones bíblicas se debe elaborar planes de contingencia con la mayor brevedad en forma diferenciada y que todas las municipalidades trabajen de la mano bajo un mismo lineamiento elaborado por COMURES e ISDEM con los insumos proporcionados por los mismos alcaldes y sus concejos.
Muchos alcaldes van tras la reelección y ese será su fracaso para algunos, pues los institutos políticos no dieron oportunidad al surgimiento de nuevos líderes en esta pandemia y que por primera vez sea electa la mejor clase política totalmente renovada. Hemos podido ver medidas antojadizas que se han llevado a cabo durante esta pandemia solo demuestra la incapacidad y la nula preparación para abordar un problema como el que vivimos y lo que nos falta por aprender a vivir a lo que yo llamo las nuevas normas de convivencia.
No es lo mismo la pobreza rural que la pobreza urbana, ya que el encierro, el hambre y un futuro incierto solo son muestras de lo que se avecina a nuestra sociedad; no es la pandemia motivo de fanatismo sino de unión, de servicio y de velar por el bienestar de todo el municipio. Valdría la pena evaluar cuán importantes son para nuestra sociedad y nuestra función pública instituciones como COMURES e ISDEM: si son elefantes blancos que no ejecutan nada o si su autonomía y visión de país es la que predomina. El tiempo lo dirá, de igual forma que la gran oportunidad que se perdió y se está perdiendo con nuevos liderazgos, pero los partidos políticos apostarán por las mismas caras.
De una cosa estoy seguro: en la medida de lo posible cada concejo debe llevar un salubrista entre sus miembros.
Médico.