"Sed de aire"

Actualmente hay países que tienen escasez de oxígeno para tratar a los pacientes que adolecen de COVID-19. Por ejemplo, en India la necesidad diaria de oxigeno es de casi 12 millones de litros cada día, esto debido a la nueva ola de la infección

descripción de la imagen
Esta lista fue enviada por el Departamento de Estado al Congreso de Estados Unidos en abril. Foto: AFP

Por Mario Aguilar Joya

2021-06-23 6:18:39

El respirar se vuelve un hecho automático y por tanto los seres humanos lo damos por sentado como una actividad que siempre estará con nosotros, esto hasta que, tenemos dificultad para respirar. Esta sensación de falta de aire usualmente es referida por las personas que lo adolecen, como “sed de aire”. En términos médicos lo describimos como disnea relacionado con un evento concomitante, la hipoxia es decir niveles bajos de oxígeno en la sangre.
En la historia contemporánea de la Medicina, no habíamos tenido a tantas personas enfermas con cuadros de disnea por hipoxemia como se ha presentado por la actual pandemia de COVID-19. Falta oír a cualquier paciente que experimento momentos difíciles para respirar y comprender en una forma vivida a que se refieren con “sed de aire”.
Recuerdo un paciente que lo manifestaba de la siguiente manera: “sentía la necesidad de llorar frente a una muerte casi inminente. Pero el cuerpo no me lo permitía. Lloraba o respiraba”. Parecen historias sacadas de novelas de terror, sin embargo, no lo son.
Actualmente hay países que tienen escasez de oxígeno para tratar a los pacientes que adolecen de COVID-19. Por ejemplo, en India la necesidad diaria de oxigeno es de casi 12 millones de litros cada día, esto debido a la nueva ola de la infección. En China, durante lo más álgido de la pandemia las necesidades estuvieron en el rango de 8,200 millones de litros de oxígeno en contra posición a 1,250 millones de litros en periodos previos a la pandemia. En Latinoamérica la necesidad diaria de oxigeno durante este último rebrote se calcula en 5,600 millones de litros diarios. Para hacernos una mejor idea que significa esta cantidad, esto es equivalente a lo que respiran 43,000 personas en un año.
De acuerdo a datos del Programa de Tecnología Apropiada en Salud, una organización médica sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos de América, un paciente con COVID-19 severo puede llegar a necesitar hasta 300,000 litros de oxígeno en una estancia de 20 días.
A pesar que la Organización Mundial de la Salud, califico al “oxigeno como un medicamento de primera necesidad” desde el 2017. La crisis sanitaria producida por la pandemia se ha acompañado con la escasez de este insumo en los hospitales; estas hospitalizaciones han permitido que la demanda exceda a la oferta y, por tanto, que el oxígeno se llegue a comerciar en sitios de internet y aun en el mercado negro, como si fuesen productos cosméticos o de dilapidación personal y no lo que en realidad es, un medicamento esencial que permitirá que el paciente gravemente enfermo logre mejorar.
¿Cómo podríamos ayudar a evitar que esta escasez de oxigeno se acentué? La pregunta parece ser retórica, pues todos deberíamos saber que manteniendo las medidas de bioseguridad haremos que la cascada que desencadena en la infección por COVID-19, hospitalización y potencial uso de oxigeno se atenué. Pero cuando vemos que el comportamiento de las grandes poblaciones en diferentes partes del mundo, se orientan a dejar de lado los conceptos básicos de seguridad, parecería que la deuda de oxigeno poblacional y la “sed de aire” del enfermo de COVID-19 están lejos de ser parte de la historia.

Doctor en Medicina y en Teología.