La pandemia, el miedo y el populismo

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Foto EDH Archivo

Por José Miguel Fortín

2020-03-31 7:36:24

El problema, más allá del famoso virus, debe analizarse desde varias ópticas; muchos lo están haciendo ya desde la perspectiva económica. Hoy hablaremos del miedo y del mal manejo que los gobiernos hacen de esto; a menos, claro, que sea el terror lo que quisieran provocar. En una próxima entrega, lo haremos desde el punto de vista de la psiquiatría, abordando la depresión y de cómo enfrentar el encierro obligatorio.

Estamos en una cuarentena necesaria, pero mal diseñada y peor ejecutada, por haberla realizado un grupo de personas que no tienen la menor idea de lo que es epidemiología o Salud Pública; y hasta la semana pasada, por lo menos, seguía habiendo verdaderos campos de concentración (eufónicamente llamados de “retención”) en donde se confinaba a quienes decidieron aventurarse por hambre o desesperación, a enfrentar al régimen todopoderoso.

Pero lo más atroz fue intentar obligar a la gente a confinarse, hasta que al gran líder se le ocurrió gritar que todos salieran por sus 300 dólares; y, en un momento, mandó al traste la famosa cuarentena.

Todo esto solo es parte del sistema absolutamente mal planteado, que incluye la mala utilización que se hará de CIFCO, en donde se invertirá millones, para después dejar en el abandono un hospital que no reunirá tampoco los estándares médicos adecuados; sin contar además con que nos quedaremos sin un centro de ferias y convenciones que tiene utilidad específica.

Pero acaso ese sea el signo del gobierno actual: la destrucción de la economía, representada en CIFCO, con promesas populistas de salud, que no podrá cumplir, porque no tiene ni puñetera idea de lo que está haciendo, ya que nada obedece a un plan maestro, sino a la mente febril de un autócrata que cada noche decide qué nuevas medidas tomará; mientras las anuncia en una “cadena” en la que se ensalza y se hace acompañar por quienes aprueban con la vista, lo que al nuevo césar se le ocurra.

Esa información ha llevado al pánico a la inmensa mayoría de habitantes de esta nación, que ya reaccionan con terror cada vez que el presidente anuncia un nuevo discurso. La semana pasada fue un excelente ejemplo: no más hubo anunciado que hablaría en la noche; y como ya no había nada más que nos pudiera restringir, la gente se imaginó que ya no dejaría a nadie circular y que cerraría supermercados y farmacias; y una vez más las personas entraron en pánico y abarrotaron los negocios en compras de desesperación.

Pero su brillante idea era otra; ese día atacó los negocios de las familias enemigas de su enfermiza mente, mientras descaradamente dejó funcionando aquellos negocios de quienes le alaban.

Pero esto no terminará acá; para los que no lo han entendido, lo que no pudo conseguir por el golpe de estado fallido del 9 de febrero, lo está consiguiendo por el Estado de Sitio permanente y los poderes dictatoriales que le ha otorgado la Asamblea. Si a alguien le interesa la historia, que lea sobre Calígula y el miedo de los senadores.

Los populistas necesitan que creamos que estamos en una guerra nuclear y que sus proyecciones apocalípticas son verdaderas; porque en tanto se prolongue las medidas de excepción y se convierta en norma, ellos tendrán el poder total.

Médicamente, el miedo nos ha ganado y nos tiene paralizados para reaccionar y no lo podemos permitir. No, porque si esto ocurre nos volvemos totalmente indefensos, es decir que hasta nuestro sistema inmune se alterará, la serotonina bajará y a la larga seremos más vulnerables. El miedo termina por distorsionar la percepción de la realidad y quienes lo padezcan, terminarán interpretando en todo un peligro.

El terror ya no nos deja actuar; ¿no será que algunos quieren que eso pase? Alguien escribió que quien controla el miedo de la gente, es amo de su alma. Que Dios nos libre de la esclavitud.