Desentendidos de la política

El Salvador atraviesa por uno de los contextos políticos más adversos en su historia moderna reciente. Lo poco que queda de democracia y lo mucho que asoma de dictadura al horizonte son razones suficientemente fuertes y alarmantes para que, como ciudadanía responsable, dejemos de ignorar a la política.

descripción de la imagen
Homicidio de Jaime Alberto Mendoza, de 24 años, quien se dedicaba a vender pan y café en uno de los municipios de Ahuachapán. Foto EDH/Cristian Díaz

Por Andy Failer

2022-01-26 5:05:59

La pandemia y el régimen de Bukele han sido voraces con El Salvador durante los últimos meses. Muchas personas observan lo que sucede se hacen de un criterio propio pero poco o nada comentan sobre lo que está pasando. ¿Por qué? Porque creen que la política no les afecta, les da igual; porque creen que alzar la voz por este país no sirve de nada. Por ello es importante insistirles a nuestros conciudadanos que si la inseguridad, inestabilidad económica, escaso acceso a la vivienda, la falta de empleo, la violencia machista, si todo eso y otras cosas más les afecta, significa que la política también les afecta. Simplemente no pueden seguir desentendiéndose de la política.

La política no está en los partidos políticos; la política va mucho más allá de lo partidario. Nuestras actividades cotidianas, aquellas que definen un sentido y curso de diversos componentes que marcan nuestras vidas, eso es política. La política la hacemos todas las personas en cada momento de la cotidianidad. A veces pareciera simple, pero es algo complejísimo. Lo que sin duda es indiscutible es que la política requiere de una ciudadanía que abandone su comodidad y la cobardía, que entienda que hay valores superiores a otros por los que es necesario luchar –con base en nuestros ideales– para construir un mañana mejor al ayer. En palabras más sencillas, podemos hacer política con tan solo discutir ideas sobre nuestras realidades, no le huyamos a esas discusiones, son necesarias y hacen mucha falta en estos tiempos tan difíciles son el mañana resulta ser peor que el ayer. No le tengamos miedo a la política y mucho menos pereza.

Siempre he creído que hay dos factores que reducen a la ciudadanía salvadoreña a una pobre cultura política, factores muy extremos entre sí. El primero es la simple pereza que evoca la política en algunas personas, o como se dice coloquialmente: les da hueva hablar de política. El segundo es el fanatismo político, aquel que se atrinchera en discusiones estériles a favor o en contra de los colores de partidos políticos o de algún político, como si eso fuese la solución y santo remedio del malestar social de nuestra sociedad. Ambos factores han sido muy útiles para los partidos políticos y sus caudillos, hacer y deshacer a diestra y siniestra porque a muchos la política les da igual mientras unos pocos se rasgan las vestiduras por defender a estos aprovechados. Yo hago política partidaria y, desde mi posición, debo decir que la desconfianza es vital. No hay que confiar a ciegas en los partidos y sus cuadros, pero tampoco podemos desentendernos de ellos y sus acciones.

El Salvador atraviesa por uno de los contextos políticos más adversos en su historia moderna reciente. Lo poco que queda de democracia y lo mucho que asoma de dictadura al horizonte son razones suficientemente fuertes y alarmantes para que, como ciudadanía responsable, dejemos de ignorar a la política. Es tan simple como hablar con el vecino, nuestros padres o hijos, los colegas del trabajo, el turista que nos visita, quien sea, de lo que está pasando, informarnos unos a otros y discutir sobre lo que está bien y lo que está mal en el país. Educarnos entre nosotros mismos. Esto último es vital para enfrentar lo que está por venir para este país, al educarnos unos a otros, abrimos los ojos frente a lo que tenemos enfrente y nos mantenemos más alertas. Así, si evitamos que nos de pereza o se avive el fanatismo, dejaremos de ser tierra fértil para el político o caudillo de turno. El poder está en nosotros, porque el poder es pueblo y esa es una premisa importante a tomar en cuenta cada vez que hagamos política.

Si estás leyendo esto y conoces a alguna persona desentendida de la política, compártele este texto y discútanlo, son tan solo 3 minutos de lectura. Hablemos, difundamos y eduquémonos sobre todo lo que está aconteciendo en nuestro país. Recordemos que nadie, absolutamente nadie se puede desentender de la política, porque la política impacta a todas las personas.

 

Comunicólogo y político