El 7 de mayo de 2020 en la entrevista de Canal 12, Manuel Burgos consultó a la Ministra de Educación sobre el destino de la PAES, considerando los problemas ocasionados por COVID19; la Ministra respondió que “un equipo está evaluando si la PAES va o no va…”; no obstante, agregó que la aplicación de la PAES fuera importante como criterio diagnóstico para medir qué ha sucedido en éste año escolar.
En efecto, para que la PAES no se diera por alguna razón habría que modificar la Ley General de Educación, ya que esta establece en su Artículo 57: “El Ministerio de Educación establecerá una prueba obligatoria orientada a medir el aprendizaje y las aptitudes de los estudiantes que permita establecer su rendimiento y la eficacia en las diferentes áreas de atención curricular. Dicha prueba será diseñada, aplicada y procesada bajo la responsabilidad del Ministerio de Educación. Someterse a la prueba es requisito para graduarse de bachillerato y, de acuerdo a la normativa establecida por el Ministerio de Educación, las calificaciones obtenidas por el estudiante en la mencionada prueba tendrán una ponderación para aprobar las áreas evaluadas”.
La PAES como prueba estandarizada se puede “calibrar” su nivel de dificultad, discriminación académica, así como su contenido y criterio taxonómico o profundidad; es de decir, se puede hacer una prueba más a la medida de las circunstancias, sin perder la vital trazabilidad que tenemos desde 1997.
No hay ninguna evidencia para creer que los resultados puedan mejorar; durante 22 años aplicamos la prueba y obtenemos el mismo resultado: cinco y fracción; y la PAES nos ha indicado el camino para mejorar, pero no se ha hecho mayor cosa: “Los estudiantes conocen, pero no comprenden ni pueden aplicar”; este resultado contundente nos habla de la pedagogía y didáctica; de la falta de laboratorios y de métodos de enseñanza muy teóricos de pizarra, dictado y poco significado de lo que aprenden los estudiantes. También sabemos que, de los 200 días del calendario escolar, con suerte logramos 100 días de aprendizaje efectivo (E. Schiefelbein, 2008); hay muchas actividades extracurriculares, celebraciones culturales, cívicas, deportivas, etcétera, que afectan la efectividad curricular; así, los resultados de la PAES son coherentes con los contenidos enseñados y aprendidos: La mitad…
En el medio educativo muchos han abogado para suprimir la prueba, alegando que es muy costosa y que los resultados son los mismos de siempre; creo que esta decisión sería un grave error, ya que es unos de los pocos indicadores objetivos del sistema y afortunadamente ha sobrevivido a los cambios de gobierno, siendo una de las pocas “Políticas de Estado”. Como lo he anotado en múltiples ocasiones, la PAES es un termómetro que mide el estado febril del sistema educativo, y todos los años nos dice que el paciente tiene una infección; el problema es que nunca tomamos el antibiótico… ¿Cuál es la patología o el diagnóstico entonces y, ¿qué debemos hacer?: a) Mejorar la entrega de resultados de PAES a cada docente de modo particular, él y sus alumnos son los responsables de la nota; b) Equipar los laboratorios de Ciencias Naturales; c) Revisar y mejorar los enfoques pedagógicos y didácticos, Incorporando el modelo STEAM (Science, Technology, Engineering, Art and Mathematics); y d) cumplir el calendario escolar de “un mínimo de 200 días” (Art. 107 LGE).
En síntesis, habrá que diseñar una PAES con leves modificaciones, considerando cuántas unidades del programa de estudio se han cubierto; por ejemplo, si en Ciencias Naturales que tiene 12 unidades se han logrado 10, evaluar lo visto, y obviamente diseñar un plan de recuperación con educación acelerada para terminar el programa completo o bien hacer una alianza con universidades para un curso propedéutico por el COVID, en dónde se refuercen contenidos durante un semestre. También considerar el nivel de dificultad de los ítems y los niveles taxonómicos, con menos reactivos o ítems de análisis, evaluación o aplicación.
Investigador Educativo.