El modelo educativo “Alicia”: Mucho dinero, nada de planificación

La PAES era como una brújula (que nunca utilizamos bien), el plan estratégico es el mapa (que no tenemos); y ahora sólo hay un presupuesto mejorado. En síntesis, tenemos dinero para viajar, pero no sabemos cómo ni a dónde

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Tras lograr que desistiera de sus intensiones de lanzarse de la torre Trump, el joven quedó bajo custodio policial, según medios locales. Foto captura de video

Por Oscar Picardo Joao

2020-10-19 5:48:14

—Alicia: ¿Te importaría decirme qué camino debo tomar?
—Eso depende a dónde quieres ir —dijo el Gato.
—¡No me importa mucho a dónde…! —dijo Alicia.
—Entonces, da igual el camino que tomes —dijo el Gato, añadiendo: ¡Cualquiera que tomes está bien…!
—¡Gracias! —añadió Alicia a modo de explicación! (Lewis Carroll, 1865).
Con este texto siempre iniciaba mis clases de “Planificación Estratégica Educativa” en el programa de Maestría de Políticas y Evaluación educativa de la UCA; buscaba llamar la atención de los estudiantes para que reflexionaran sobre la importancia de planificar y hacer prospectiva con una visión de largo plazo.
Llevamos años cometiendo el mismo error: diseñando políticas públicas gubernamentales, de corto plazo; no hacemos políticas de Estado con visión de largo plazo, y los giros y cambios quinquenales hacen que se mantengan estáticos los problemas clásicos de nuestro sistema: baja cobertura en pre-escolar y media, incumplimiento del calendario escolar, ausencia de un currículo nacional, orfandad pedagógica, docentes no dignificados, bajos resultados en pruebas, escuelas sin laboratorios, entre otros problemas. No olvidemos que no todo en educación se resuelve con dinero, también se necesitan ideas…
Se acaba de presentar un presupuesto educativo para el año 2021 con mejoras sustanciales en equipamiento tecnológico, cobertura y mejoras salariales, llegando al 5% del PIB —del 6% del PIB que reclamamos hace años—. Pero un presupuesto sin plan es como una cuenta bancaria voluminosa para construir una casa, pero sin tener los planos.
$214 millones para computadoras para 1.2 millones de niños es una muy buena noticia, pero a renglón seguido nos preguntamos: ¿y los 50,000 docentes tendrán computadora? ¿Y la conectividad quién la paga? y no menos importante: ¿para qué y cómo se utilizarán estos equipos? Antes deberíamos preguntarnos si todos los niños tienen libro de texto, si hay laboratorios de ciencias en todas las escuelas o si todos los docentes están alfabetizados digitalmente; si no, sería un desperdicio. Los niños se merecen ese equipo, pero en el marco de un plan bien diseñado.
En los planes estratégicos debe haber componentes, metas, indicadores, pero sobre todo tres aspectos sustantivos: visión de futuro, análisis de costo-beneficio y tasa de retorno. La situación fiscal del país no está para cometer errores, para hacer ensayos de prueba y error, para adivinar o para confiar en el olfato de los funcionarios. Ya llevamos muchos años y muchos proyectos fallidos que le han costado mucho al país y ahí están los resultados.
Plan Decenal 1995, Plan Desafíos de la Educación para el nuevo milenio, Plan 2021, Plan Vamos a la Escuela, Plan El Salvador Educado, Plan Cuscatlán. Resultados: PAES promedio de todos estos planes 5.9, cobertura promedio en educación media y superior 40% y 24%, escolaridad promedio 6º grado. ¿Qué diablos ha cambiado o mejorado en 28 años? Y ¿qué les hace pensar que algo va a cambiar? Hechos y no axiomas de fe…
El único criterio “objetivo” para medir la eficiencia de las acciones educativas era la PAES, y hoy tras un nuevo enfoque reformista y multimodal, desaparecieron esta herramienta y nos quedaremos navegando a ciegas; en efecto, sabían que la PAES revelaría el desastre de la continuidad educativa, y lo mejor fue eliminar este riesgo, que tristemente y sin entendimiento muchos celebran.
La ministra de Educación en diciembre de 2019 me increpó en Twitter por la crítica respecto a la ausencia de planificación y me invito a sumarme al proyecto educativo, y me señaló que pronto me enviaría el plan; ese documento nunca llegó, y no me extraña por dos ridículas razones: a) declararon en reserva el plan de primera infancia; y b) la propia funcionaria manifestó en un noticiero que si no le daba permiso el presidente no iría a la Asamblea a explicar y defender el presupuesto. ¿Qué podemos esperar…?
Sin planificación no sabemos para dónde vamos, en qué vamos ni cuándo llegaremos; sólo tenemos una sensación de “activismo” de que algo está sucediendo; como en años anteriores, hay respuestas inmediatas, hay reacciones y sobre todo un gasto significativo que no cambiará los problemas del país, y no hay ni un argumento medianamente sólido que me señale que algo va a cambiar. Sin un plan de nación que trascienda al gobierno de turno, sin visión de largo plazo, sin una apuesta multifactorial y sin la transformación docente —que no se arregla con un aumento de US$ 100— nada va a cambiar.
La PAES era como una brújula (que nunca utilizamos bien), el plan estratégico es el mapa (que no tenemos); y ahora sólo hay un presupuesto mejorado. En síntesis, tenemos dinero para viajar, pero no sabemos cómo ni a dónde; entonces, estamos como Alicia, en un lugar imaginario de las maravillas y hablando con un gato, da igual que camino tomemos…
Investigador Educativo / opicardo@asu.edu