Oro, plata y bronce

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Foto: COES

Por Jorge Alejandro Castrillo

2019-08-16 10:02:31

Áureos, argentos y broncíneos. Así amanecimos esta semana gracias a algunos salvadoreños destacados. A propósito, circuló el meme que ponía en boca de un ex presidente, el que pudo haber pasado a la historia como el primero de izquierdas del país pero que prefirió —por propia elección— pasar como el primero prófugo, las siguientes palabras: “Que el presidente Bukele celebre los oros y bronce que trajeron de Perú los deportistas, que yo me ufano de haberme llevado toda la plata”. Triste pero vera caricatura del momento.

Antes de ese meme, con júbilo evidente, la edición del domingo 11 de agosto de EDH retrataba al arquero Roberto Hernández y a los fisicoculturistas Paulina Zamora y Yuri Rodríguez pelando los dientes y mostrando sus medallas. Antes nos habían contado ampliamente del bronce de nuestro surfista Bryan Pérez —el Bryan— en Lima que se le tradujo en dos mil quinientas tusas y pasaje para el Mundial de surf en septiembre. No nos han contado todavía en cuántas tusas habrán de reportar los oros. Como si eso no bastara para henchir los orgullos patrios, la página 5 de esa misma edición reportaba que en la “XIII Olimpiada Centroamericana y XI del Caribe de Química” Alfredo Martínez J., Azucena E. González M. y Luis A. Lazo Z. habían traído medallas de plata, bronce y Mención Especial. Y recordaba también que en el mes de Julio, Daniel A. Rosa A., Gerardo M. Ramírez V., Kevin A. Urrutia A. y Marcelo J. Escalante B. destacaron en la LI Olimpiada de Química que se realizó en París, Francia, trayendo consigo tres medallas de bronce.

Siempre alegres pero más asentados, los deportistas contaban sus historias a la enviada especial Varinia Escalante, quien también merece reconocimiento por los esfuerzos desplegados para poder informar de tan destacada manera de diversos incidentes de nuestra delegación deportiva en Lima. Esos emocionados reportajes aparecieron en la edición EDH del lunes 12 de agosto. Los buenos maestros harán bien en guardar esos reportajes para animar a los miles de estudiantes salvadoreños a reconocer los premios del esfuerzo. Porque el peligro grande estriba en sólo resaltar el momento, esos minutos imborrables para participantes y espectadores en los que las fechas dieron en el blanco, los pesos fueron levantados y mantenidos limpiamente, las olas fueron domeñadas con estilo para deslizarse sobre ellas con elegancia. En los reportajes nos queda claro que no son flor de un día. “Tengo 17 años tirando. A veces me da risa porque tengo atletas que no habían ni nacido cuando yo ya estaba tirando” dijo el arquero. “Soy nueva, nuevecita en el fisicoculturismo. Yo soy gimnasta, bailarina y soy atleta de pole fitness, tengo mucha experiencia. Desde mis cinco años no ha parado; he competido muchísimo afuera en escenarios grandes, pero jamás se van a comparar con unos Juegos Panamericanos”, reveló Paulina. Yuri contó que, por ser muy delgado, le decían que practicara cualquier otro deporte pero no fisicoculturismo. “Y me da risa, después de muchos años, porque ahora me dicen que mi cuerpo es el idóneo para hacer fisicoculturismo. Pero creo que no es de genética, es que esté en tu corazón. No hay fronteras, es ir más allá para llegar a un nivel, siempre y cuando estés dispuesto a sacrificarte por lo que querés”.

El jueves —día de la Asunción, (¡felicidades Asuntas!)— tuvimos la noticia de una apurada caravana que condujo a la Primera Dama a dar a luz a su hija. Otro feliz momento, también producto de un proceso —sólo ellos saben qué tan largo— de preparación. ¡Albricias, albricias!

Todos los casos mencionados anteriormente pueden ser tomados como ejemplos de evaluación sumativa, de final de un proceso, como clasifican a la PAES. Los resultados no dependen de un momento, sino de un esfuerzo sostenido. Paulina confesó que “una semana antes de venir, me pregunté por qué me daba miedo aspirar a algo demasiado bueno. Nos atrevemos a aspirar a hacer un buen papel o incluso podio, pero no a aspirar a la medalla de oro. Comencé a hacer un trabajo terapéutico conmigo misma, a decirme; ‘yo sí me lo merezco y, porque soy salvadoreña, me lo merezco más que nadie”. Roberto Hernández también: “Una vez me dijo uno del equipo de los EE.UU. que nosotros pensamos en ganarles pero no pensamos en ser campeones. Así que la idea al llegar era: hay que quedar campeones. Y esa es la mentalidad que tenemos que tener los salvadoreños. Está bien dar el máximo esfuerzo, pero si puedo ganar una medalla de bronce, también puedo ganar una de oro. El límite es mental…”

Hace cinco meses insuflé a un grupo de estudiantes el deseo de conseguir 10 en su examen final de grado. Dentro de cuatro meses sabré cuántos de ellos se esforzaron lo suficiente, a pesar de los obstáculos, para ganar su medalla de oro. Ojalá que sean los más y no la excepción. ¡Y algunos —en lugar de comprometerse y esforzarse en la preparación de sus alumnos— quieren despojar a nuestros estudiantes de la oportunidad de vivir ese momento grandioso en sus vidas!

No mojen que no hay quien planche, dirán algunos.

Psicólogo