¡Ojalá funcione!

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Michael van der Mark durante una competición de la categoría Superbikes. El piloto se quedó sin participación del Gran Premio de Italia debido a un sendo accidente en las prácticas libres. Foto/Superbikes

Por Teresa Guevara de López

2019-06-22 6:30:38

El nuevo gobierno ha comenzado su mandato de 5 años asegurando que empieza una nueva era para El Salvador, porque Nayib, es capaz de manejar todo el aparato del Estado mediante twits con el sello de Se Ordena, que despiertan la esperanza de que hay un líder que gobierna con decisión y firmeza. Aunque estas mayorías y tal vez el mismo caudillo, desconocen que muchas de esas órdenes contradicen la Constitución y los derechos de los trabajadores.

Pero gran parte de la población pensante, que no votó por él y ante los hechos consumados, está a la expectativa, dándole el beneficio de la duda y deseando por el bien de la Patria, que gobierne bien. Hay que hacerse del ojo pacho y olvidar la pena ajena, por las faltas al protocolo cometidas en la toma de posesión con las delegaciones internacionales, y los juramentos invertidos del pueblo hacia él, que se repitieron en su investidura como Comandante General de las Fuerzas Armadas pidiendo que le juraran lealtad.

Y aunque generó optimismo la promesa de presentar el mejor gabinete en la historia, al conocerse los nombres de los ungidos, no queda más que repetir “ojalá funcione” ya que la hoja de vida y experiencias de algunos, deja mucho que desear. El Ministerio de Obras Públicas con un ministro que se dice economista, pero su experiencia reciente es en el ramo de ventas de una empresa familiar del Presidente, y un Vice ministro, dentista, ex diputado de GANA, que deben manejar un presupuesto de $350 millones, sí que merece un “ojalá funcione”.

Se desearía un genio para dirigir CEPA que tiene la enorme responsabilidad de concesionar el Puerto de La Unión, mejorar Acajutla, hacer realidad el súper tren y el aeropuerto internacional en San Miguel y mantener la certificación de calidad del FAA en el Aeropuerto de Comalapa, además de investigar si hubo desvío de fondos públicos en las administraciones anteriores, repetimos “ojalá funcionen”.

Siendo la inseguridad y la letal amenaza de las pandillas, uno de los problemas más grandes del país, el Plan de Seguridad Control Territorial anunciado, comenzó a ejecutarse, pero en ausencia del Presidente que partió para Tapachula y del Ministro de Seguridad que se excusó, por andar en otras diligencias. Y de igual manera en otras importantes carteras de estado, deseamos que “ojalá funcionen.”

El Escudo Nacional de El Salvador, respaldado por la ley de símbolos patrios, Art. 131 #33 lleva alrededor la leyenda República de El Salvador en la América Central, pero el mandatario decidió cambiarlo por catorce estrellas. Las protestas exigiendo explicaciones fueron ignoradas, hasta que el diputado independiente Leonardo Bonilla, siguiendo el estilo presidencial del twit, escribió al mandatario: “SE LE ORDENA (sic) usar el escudo de El Salvador sin alteraciones (…)” Y responde la secretaria de comunicaciones de la presidencia, Sofía Medina: “Diputado, en estos días le haremos llegar un diccionario para que conozca la diferencia entre un escudo y un logotipo de imagen institucional de un gobierno”. Con este estilo de mando, “ojalá funcione.”

Porque un logotipo puede ser la imagen institucional de una empresa, porque la del gobierno será siempre el Escudo Nacional que no puede cambiarse a discreción del presidente de turno. Sería importante escuchar la opinión de profesionales del derecho y de otras disciplinas para aclarar si cambiar los símbolos patrios es atribución presidencial, pues en el pasado ningún presidente necesitó un logotipo de imagen institucional. Le recordamos al presidente las severas palabras dirigidas a un rey autocrático, por un grupo de notables de su pueblo: “Recordad Señor, que si Vos sois más que nos, Nos juntos somos más que vos”.

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