"Había una vez..."

Todavía es temprano para saber qué pasará con estos niños a medida que crecen, manteniendo esa buena costumbre de “contar cuentos e historias” a sus hijos. Lo que si es cierto es que, hoy por hoy, podemos hacer mucho por los niños

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Rosa María Payá, dirigente de la disidencia, fue impedida de viajar a la isla con una delegación que incluía eurodiputados. Foto EDH / Cortesía de @RosaMariaPaya

Por Mario Aguilar Joya

2021-11-15 4:58:57

Todos hemos disfrutado en algún momento de que se nos cuenten historias o cuentos. Estos eventos suelen ser más gratificantes durante nuestra infancia y no hay duda de que resultan en recuerdos que atesoramos durante la mayor parte de nuestras vidas.

Ciertamente, cuando son nuestros padres o abuelos los que nos narraban historias, fueran estas para dormir o simplemente para entretenernos, nuestro mundo infantil se llenaba de emoción. Emociones que se suelen revivir, ya sea solos en nuestra edad adulta o cuando compartimos estas historias con nuestros hijos.

Los pediatras y maestros, saben del poder que tiene que los adultos hablen a los niños a su nivel de conocimiento, siendo los cuentos y las historias infantiles una de las mejores formas de lograr una comunicación efectiva entre adultos y niños. Esta relación de adulto-niño, pero en lenguaje accesible a los infantes logra mejorar la cercanía con sus padres o abuelos, mejora las habilidades de comunicación y vuelve a los niños más seguros de ellos mismos.

Como si estos beneficios no fueran suficientes e importantes, lamentamos que los estudios en esta área han sido escasos. Por esta razón es que investigaciones sobre este tema, son siempre bienvenidos. Investigadores de la Universidad Federal en Sao Pablo, Brasil han presentado un trabajo sobre el efecto de contar historias y cuentos en niños gravemente enfermos en las Unidades de Cuidado Intensivo Infantil. El estudio fue dirigido por Guilherme Brockington y recientemente publicado en Proceedings of the National Academy of Science of The United States of America.

Este trabajo de investigación nos demuestra que al “contar cuentos” se libera en los niños una hormona llamada oxitocina que ayuda en el apego con la madre a través del proceso de lactancia; sin embargo, en el presente estudio se relacionó con estrechar vínculos con el que “cuenta los cuentos”, además la oxitocina ayuda a modular patrones de comportamiento social que hacían más relajada y estable la hospitalización, en general se le considera “la hormona de la empatía”. Otro efecto encontrado es la disminución de los niveles de Cortisol, una hormona relacionada con los eventos estresantes de nuestra vida.

A pesar de que seguimos conociendo muy poco sobre los efectos fisiológicos y psicológicos del proceso de “contar cuentos e historias” a los niños, estudios actuales nos están demostrando que hay beneficio para los adultos que los cuentan como para los niños que los oyen. Estos estudios son claros en demostrar que el aumento de la oxitocina y la disminución del cortisol, ayudan a los niños en unidades de cuidados intensivos a sobrellevar mejor la carga de la enfermedad y sobre todo de la hospitalización.

Todavía es temprano para saber qué pasará con estos niños a medida que crecen, manteniendo esa buena costumbre de “contar cuentos e historias” a sus hijos. Lo que si es cierto es que, hoy por hoy, podemos hacer mucho por los niños. Tanto aquellos que se encuentran sanos, como los que están enfermos u hospitalizados, y todo comienza con un: “Había una vez…”

Doctor en Medicina y en Teología.