La Catedral de San Pablo Sobrevive

Los fascistas están condenados al fracaso, y por su propio bien, deberían saberlo. Deberían saberlo ellos, y los incautos que les colaboran, respaldan o toleran. En cuanto a nosotros, debemos permanecer de pie, defendiendo la democracia, la libertad y la Constitución.

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Jazmín Flores, de 30 años, no estaba en cada en día de la tragedia. Foto EDH/ Jessica Orellana

Por Daniel Olmedo

2021-01-12 10:08:58

Los británicos estaban solos frente a los nazis.
Francia había caído. La flota de la Luftwaffe superaba por mucho a la Real Fuerza Aérea. Roosevelt continuaba rechazando el apoyo que Churchill mendigaba, pues la guerra al otro lado del Atlántico le parecía ajena. El desembarco de tropas nazis en las costas británicas era inminente.
Era la noche del 29 de diciembre de 1940. Sonaron las sirenas en Londres. Los motores de la Luftwaffe rompieron el silencio de la noche y luego vino el silbido que anunciaba la caída de las bombas. Esa noche provocaron mil quinientos incendios. La ciudad estaba destruida.
A primeras horas de la mañana siguiente, Herbert Mason subió a la azotea de uno de los pocos edificios que permanecían erguidos. Desde ahí vio su ciudad en escombros. Un paisaje desolador. Pero de repente, entre el humo negro que cubría la ciudad, vio un claro de cielo azul. En ese espacio apareció el domo de la Catedral de San Pablo. Uno de los edificios más emblemáticos del paisaje londinense permanecía de pie entre la destrucción. Mason tomó la fotografía y ésta apareció publicada en la madera del Daily Mail del día siguiente.
La “Catedral de San Pablo Sobrevive” es la esperanza hecha fotografía. Esa imagen se convirtió en un símbolo de la resistencia contra el fascismo.
El fascismo no murió con Hitler. Sigue vivo hoy, en el Siglo XXI.
Ahora son otros los líderes carismáticos que azuzan los sentimientos más miserables de las masas para incrementar su poder. Aquí siguen esos autócratas carentes de ideología. Continúan gritando “¡Muera la inteligencia!”, como aquel Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Vociferan un “Es necesario agarrar por el cuello a la miserable clase política dominante”, como aquel Mussolini en la Piazza San Ferdinando de Napoles. No son nuevas ideas las formas de hacer política de los fascistas de hoy.
Ellos siguen aquí. Pero, para su pesar, quienes valoramos la libertad, la democracia, la república y la inteligencia, también.
Aquellos bombardeos de la Luftwaffe, hoy son ocupaciones bárbaras en los salones azules y capitolios. Unos lo harán con fuerzas militares, deshonrándolas y humillándolas al usarlas como matones de barrio; y otros lo harán con hordas de salvajes y terroristas domésticos.
Estos bombardeos a la democracia y a la liberad que hoy continúan haciendo los fascistas no deben desmoralizarnos. Entre el humo negro que se eleva tras estos infames actos e intentos de golpes de Estado, siempre aparece un claro de cielo azul en el que aparecerá la Catedral de San Pablo de pie.
En los momentos más difíciles de nuestra democracia debemos repetir aquellas palabras que decía Churchill cuando se encontraban tan solos frente a los nazis: “Lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con más confianza y fuerza en el aire. Defenderemos nuestra Isla a cualquier costo. Lucharemos en las playas, lucharemos en la tierra, lucharemos en los campos y las calles; lucharemos en las colinas. Nunca nos rendiremos”.
Los fascistas están condenados al fracaso, y por su propio bien, deberían saberlo. Deberían saberlo ellos, y los incautos que les colaboran, respaldan o toleran.
En cuanto a nosotros, debemos permanecer de pie, defendiendo la democracia, la libertad y la Constitución. Primero, porque es nuestra obligación, y luego, para que nuestros hijos puedan repetir algún día aquellas palabras que escribió en su diario la hija de menor de Churchill el día que escuchó el discurso de su padre en las horas más oscuras de los británicos: “Fue en ese momento cuando mi amor y admiración por mi padre creció”.

Abogado.