¿Darnos en los dientes?

¿Qué van a hacer los diputados y diputadas, de la “Nueva Asamblea” si como sanción nos envían 600,000 repatriados? ¿Cuál es el plan cuando tres de cinco salvadoreños están sin empleo? ¿Cómo se cubriría esa brecha de ingresos que ahora sostienen las remesas de estos 600,000 compatriotas, porque 500 millones de yuanes no son 500 millones de dólares.

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Acusan a Ernesto Castro, el presidente, de causar daños a los trabajadores afectados. Foto EDH/Yessica Hompanera

Por Carmen Marón

2021-05-25 6:34:43

La diplomacia se considera el arte de mediar en conflictos sin ofender y la política el arte de medir al adversario antes de no poder dar vuelta atrás. En otras palabras: las cosas se hablan y lo equivocado se corrige. Y la diplomacia-el ser “políticamente correcto”- es algo que logran los adultos.
Hace un meses, un alumno mío decía que me apreciaba mucho y que yo le había apoyado mucho en su vida. Ahora no me habla: está enojado conmigo porque le dije unas cuantas verdades. No contesta llamadas, desprecia toda ayuda y me dijo que ya no le ayudara a resolver sus problemas porque él “se tenía que dar en los dientes”. La última conversación fue una burla abierta a todo lo que yo le decía, utilizando emoticons para probar que lo que yo decía daba risa. Simplemente a sus 22 añitos sabe más que yo. Bueno...se dará en los dientes, ni modo.
Pero, ¿saben que es lo preocupante? Que la manera que el Ejecutivo y mi alumno están actuando es exactamente la misma: un afán de probar que no están equivocados, que hace que, aunque están corriendo hacia el despeñadero más cercano, pesa más el afán cuestionable de probar que ellos tienen la razón, que no van a dar su brazo a torcer y que sólo ellos saben cómo hacer bien las cosas que escuchar consejo. Pero, si el Ejecutivo se da en los dientes, y el poder Legislativo le ayuda, las consecuencias afectaran a sus ciudadanos. La política exterior no se maneja a través de Twitter, y, mucho menos, en tono de burla.
Pongamos, como ejemplo, el caso con la representante Norma Torres. Hasta que enfrentó a El Salvador con la corrupción, Estados Unidos era nuestro #socioconfiable. El mayor porcentaje del PIB en El Salvador son las remesas. Traducción: somos un país pobre, que dependemos en gran de lo que mandan nuestros hermanos salvadoreños en el extranjero. Estados Unidos ha sido, por mucho tiempo, nuestro aliado en lo económico y en temas de desarrollo. No es lo mismo hablar de desarrollo que hablar de construir edificios, especialmente cuando la mano de obra salvadoreña no se está tomando en cuenta. Desarrollo implica proyectos de sostenibilidad, educación, infraestructura vial, y de salud, entre otros. Por ende, ponerse de dimes y diretes con una congresista clave, que ha tomado el escaño de la ahora vicepresidenta Harris, y llamar a protestas cuando estamos jugando con políticas migratorias tan importantes como el TPS, el DACA o, peor aún, los indocumentados, es jugar con la economía y estabilidad familiar de miles de salvadoreños, aquí y en Estados Unidos. Cómo decía Santo Tomás Moro, la política no puede estar disociada de la razón. ¿Qué lógica tiene incitar la protesta de un ciudadano contra un país en el cual está pidiendo asilo? ¿No se sabe que eso puede llevar a su expulsión?
Añadamos a todo esto la crisis institucional. Aquí y en cualquier país democrático del mundo deponer a los magistrados sin el debido proceso se llama “golpe de Estado”, atacar a las ONGs se llama “persecución política”, atacar a la prensa se llama “violentar a la libertad de expresión”. Y no, yo no trabajo ni para Soros, ni Simán, ni para ARENA-Frente (que dicho sea de paso ya es un tema trillado), es porque así es. ¿O también vamos a decir que SOLO El Salvador tiene un sistema óptimo de gobierno que supera al de los otros países? Sacar a los embajadores en cadena nacional cuando se les había dicho que no se haría, hablar del Holocausto al Embajador de Alemania, aprobar préstamos en cuatro horas sin obviamente leer sus contrapartidas...todo esto hace que me sienta en una novela de realismo mágico. Señores, una crisis de política exterior puede hacer que un país entre en crisis social de un día para otro y traer graves consecuencias para los salvadoreños, especialmente aquellos más vulnerables y más pobres.
¿Qué van a hacer los diputados y diputadas, de la “Nueva Asamblea” si como sanción nos envían 600,000 repatriados? ¿Cuál es el plan cuando tres de cinco salvadoreños están sin empleo? ¿Cómo se cubriría esa brecha de ingresos que ahora sostienen las remesas de estos 600,000 compatriotas, porque 500 millones de yuanes no son 500 millones de dólares. Y, ante todo, ¿dónde esta la armonía social? Una deuda no es una garantía para la reactivación. ¿De dónde vamos a pagar una deuda si no hay inversión? ¿Y cómo va a haber inversión si hay pleito con las antes ONG, las gremiales, ciertos sindicatos, los periodistas y etc.?
Todo Estado tiene el derecho de defender su política exterior, pero esa política exterior debe ser una que garantice las buenas relaciones con otros países y a la vez vele por el bienestar integral del ciudadano salvadoreño. Como decía mi santo abuelo, hay que defender al pobre: a los tepesianos, a los DACA, a los indocumentados, a los agricultores a pequeña escala, a las mujeres, al ciudadano común que necesita empleo. Es importante garantizar el apoyo internacional a través de una gestión pública transparente por parte del gobierno, pues no es sólo la relación con Estados Unidos la que se juega aquí, sino con la Unión Europea y otros países también. Espero, de todo corazón, que se analicen los hechos de las últimas semanas y se busque una salida democrática y dialogada para que no perdamos la confianza de la comunidad internacional, por el bien de El Salvador. No estamos para darnos en los dientes...

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.