Muñecos sin viajes a ultramar

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Los artistas de la Joven Orquesta de Guitarras de El Salvador desean promover el estudio de las cuerdas. Foto EDH / Cortesía

Por Carlos Balaguer

2019-09-16 4:20:12

Moro entró al cuarto de juguetes de Rhada y la encontró abrazando al roto marinero de trapo de sus juegos. La chica le reprochó que invadiera su íntimo lugar. El mocito quedó sin palabras, viéndola abrazada al muñeco como dos juguetes similares del divino Creador. Se inclinó hacia ella, tiernamente, acariciando su dorada cabellera. Dijo palabras de ánimo: “No llores, amiga, por ese marino aventurero que se va. Déjalo que se vaya y se pierda en los profundos mares de la ausencia. Después de todo ha quedado inservible.” Secando sus lágrimas Rhada dejó que el monigote de trapo de fuera de su vida, así como se le iba día a día la inocencia de su niñez florida. Entonces comenzaron a reír y a jugar con el pobre muñeco, forcejeándolo y lanzándolo al aire, hasta que éste se fue desgarrando, quedando de él tan sólo su pelusa, flotando en el aire quieto de la tarde. Al fin de cuentas así jugaba el niño Destino con sus juguetes rotos y sin viajes a ultramar. (IV)

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