Un activismo continuo

“Todos llevamos cargas, tenemos un camino por recorrer y nuestro anhelo de hacer el bien y alcanzar la felicidad nos guía para superar los contratiempos y los errores que nos separan de la paz”

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Imagen de carácter ilustrativo y no comercial. https://twitter.com/Motinsitepegas/status/1465777360683237376

Por Kelly Cruz

2021-12-05 5:57:46

Pese a los sorprendentes avances en la medicina a lo largo de la historia, más de 800 mujeres mueren cada día por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto; el 99 % de ellas, en los países en desarrollo. Por cada 100 niños, solo 70 niñas cursan estudios terciarios en el África Subsahariana. Se estima que en el mundo 2 de cada 5 niñas en edad de menstruar pierden un promedio de cinco días escolares al mes porque las escuelas no cuentan con las instalaciones necesarias. En más de 60 países, se les niega a las mujeres el derecho a adquirir, cambiar o conservar su nacionalidad. Hoy en día, menos del 20 % de los propietarios de tierras son mujeres, y las diferencias de género en el acceso a la tierra y al crédito restringen las oportunidades económicas de las agricultoras. Evidentemente, muchas mujeres alrededor del mundo aún no gozan de condiciones de vida dignas.

La desigualdad de género también parece predominar en cuestiones laborales. Las mujeres conforman apenas un 30 % de los investigadores en las ciencias naturales, las ingenierías y la tecnología; las ciencias médicas y de la salud; las ciencias agrarias, las ciencias sociales y las humanidades. Por otra parte, en el ámbito de los medios de comunicación, la intervención de las mujeres es extremadamente escasa, pues ocupan únicamente el 27 % de los puestos de alta dirección en organizaciones del rubro. En política, la situación no es más alentadora. La representación de las mujeres en la política salvadoreña todavía está rezagada; en 2018, únicamente el 30.95 % de los escaños parlamentarios nacionales estaban ocupados por mujeres, lo que representa un descenso en relación con la legislatura anterior, ya que en ese entonces había un 32 % de representación femenina.

Asimismo, aun con sus esfuerzos, la brecha salarial de género todavía persiste. En todo el mundo, las mujeres ganan el 24 % menos que los hombres. En América Latina, de acuerdo con la Comisión de Estudios para América Latina (CEPAL), las mujeres ganan un 84 % de lo que ganan los hombres. Esta serie de datos dan a entender que la igualdad de género ante la ley no siempre se lleva a la práctica. Y es que, si bien más de 140 países garantizan la igualdad de género en sus constituciones, las mujeres enfrentan desigualdades directas e indirectas a través de leyes, políticas, estereotipos y prácticas sociales.

Por ello, se sostiene una lucha constante por reconocer y empoderar el valor de las mujeres, tomarlas en cuenta en cada ámbito de la vida social y respetar sus decisiones. Tomar acción en temas como este no fue, es, ni será fácil, pero ponerlos sobre la mesa ya es un avance.

En este sentido, además, se debe reconocer que la pobreza, uno de los mayores desafíos de este tiempo, afecta de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas, a su salud, empleo y seguridad; que la participación política de las mujeres es fundamental para el avance de la democracia, y que el desarrollo sostenible es un motor clave del empoderamiento económico de las mujeres. La autonomía de la mujer comienza por su independencia económica, convirtiéndose en un elemento clave para el goce del resto de sus derechos, por lo que la integración de la mujer con igualdad de oportunidades en el mercado laboral se vuelve esencial.

Lastimosamente, el rol que desempeñan las mujeres en la mejora de las condiciones socioeconómicas y políticas de las sociedades no es un tema muy abordado, y se analiza partiendo de la idea de que todos los países son desarrollados. No obstante, lo cierto es que la realidad de cada mujer depende del lugar geográfico en el que se encuentre; cada una lucha desde su perspectiva y con sus recursos. Así, las críticas deconstructivas y los debates deben adaptarse a esta realidad para impulsar mejoras. De cualquier manera, no debe perderse de vista que estas problemáticas nos afectan a todos, porque es entonces cuando el verdadero cambio inicia.

Ahora bien, estos cambios pretenden que las mujeres puedan tener una vida digna, y ese objetivo ha estado presente a lo largo de varias décadas. Cuando una mujer experimenta una injusticia en razón de su género, espera que ninguna otra la padezca de nuevo; busca que su hija, hermana, tía, sobrina puedan vivir en un mundo donde ser mujer no signifique desventaja. Recordemos las palabras de Louisa May Alcott: “Todos llevamos cargas, tenemos un camino por recorrer y nuestro anhelo de hacer el bien y alcanzar la felicidad nos guía para superar los contratiempos y los errores que nos separan de la paz”. Por todo esto y más, existe y debemos mantener un activismo continuo.

Estudiante de Ciencias Jurídicas

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)