Migrar, una realidad humana para muchas personas en nuestra región

El proceso de migración es tan antiguo como la sociedad humana y siempre persistirá. Por lo tanto, es de sumo interés para los Estados una gestión eficaz y humana de la migración.

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Paolo Lüers. Foto EDH/ archivo

Por David Quesne

2020-12-19 10:24:40

La separación familiar, el abuso, la explotación, e incluso la muerte o la desaparición, muy a menudo forman parte de viaje de quienes deciden migrar. Atender las consecuencias humanitarias que desencadena la migración es una responsabilidad compartida de los Estados y la comunidad internacional.
La Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante en reconocimiento a las personas que residen en países distintos a los que nacieron y como una forma de fomentar la protección de su dignidad, derechos y libertades fundamentales.
El trabajo diario en terreno del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja nos ha permitido conocer de cerca las vulnerabilidades a las que se enfrentan los migrantes en su recorrido. Las restricciones al movimiento, las condiciones en las que viajan, el desconocimiento de las leyes y la cultura de los países de tránsito, así como el miedo a ser deportados por no contar con la documentación que acredita una estancia regular, muchas veces los obliga a tomar rutas más peligrosas colocándolos en una situación de especial vulnerabilidad.
En este contexto, y en el marco de la celebración del Día Internacional del Migrante, el Movimiento resalta que aliviar su sufrimiento requiere el compromiso tanto de las autoridades como de la sociedad y las organizaciones.
En México, Honduras, Guatemala y El Salvador, desde donde emergen movimientos migratorios a escalas considerables, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y las Sociedad Nacionales realizan acciones concretas y coordinadas para cumplir con dicho compromiso.
Este año, en complemento a las labores de asistencia directa a personas migrantes y a organizaciones socias, impulsamos una campaña regional con la que recordamos que ante la crisis sin precedentes que desencadenó la pandemia COVID-19 en una región amenazada por la crisis climática y devastada por fenómenos naturales y por graves problemas de inseguridad, migrar es la única carta que a muchos les queda por jugar. Bajo este escenario, la responsabilidad que tenemos todos para lograr que su camino sea seguro y que reciban un trato digno es más imperante.
En apoyo a esta campaña regional, la misión del CICR en El Salvador inauguró en San Salvador la exposición fotográfica “Re empezar”, para promover una reflexión entre las familias y comunidades sobre el abanico de motivaciones que pueden tener las personas para decidir migrar, sobre los desafíos y riesgos que el camino supone, sobre la necesidad de informarse, de procurar el contacto con las familias que quedan atrás, de tomar medidas y buscar información que ayude a proteger la propia vida y prevenir la desaparición. Todo ello para comprender que las personas migrantes son, ante todo, seres humanos y necesitan de nuestra solidaridad.
En El Salvador, el CICR también apoya el fortalecimiento de las respuestas en favor de las personas más vulnerables que son retornadas al país, quienes deben tener la posibilidad de acceder a servicios esenciales, a gozar de seguridad y protección.
El proceso de migración es tan antiguo como la sociedad humana y siempre persistirá. Por lo tanto, es de sumo interés para los Estados una gestión eficaz y humana de la migración. El CICR reitera su acompañamiento para que el enfoque humanitario sea siempre incluido en las leyes, normas y políticas públicas a favor de esta población.

Jefe de Misión del Comité Internacional de la Cruz Roja en El Salvador.