La palabra es cooperación

Con el avance galopante de la tecnología en el área médica una pregunta que surge con frecuencia es si las computadoras o robots sustituirán eventualmente al médico de carne y hueso. Las computadoras y los modelos automatizados ya tienen tiempo de estar sustituyendo a los humanos en trabajos o tareas que son repetitivas o que no requieren de reacciones complejas o de decisiones muy estructuradas. Pero el advenimiento de la inteligencia artificial y su rápida evolución hace que cada vez ésta se acerque más a la inteligencia humana. La cuestión no es si una máquina podrá sustituir el contacto humano y los aspectos psicológicos que se dan en la relación médico-paciente. El punto es si la inteligencia artificial será capaz de superar factores puramente cognitivos y formales del quehacer médico, por ejemplo en los diagnósticos.

Los diagnósticos erróneos han sido siempre una causa de preocupación en la actividad médica. Todos los médicos nos equivocamos. Como humanos somos proclives al error y sólo los médicos que no trabajan no se equivocan. Los errores son inevitables. Tratamos de que produzcan lo menos posible y nunca son intencionales. El dolo no es parte de esto, a menos que se actúe con negligencia, imprudencia o impericia. Pero por mucho que estudiemos, que nos mantengamos al día, por mucho que tengamos cuidado, los errores son siempre posibles. Los errores médicos implican vidas y su reducción es un anhelo constante.

Las máquinas tienen la ventaja de poder almacenar una cantidad de información mucho mayor que la de un ser humano individual, puede establecer relaciones entre muchísimas variables, y dan resultados casi de inmediato. Asimismo, no presentan fatiga ni se ven afectadas por el estrés. Pero las máquinas también pueden equivocarse y sus equivocaciones son a menudo muy costosas.

Por el momento no puede responderse a la pregunta formulada al inicio. El tiempo lo dirá. Lo que sí se puede decir es que los médicos debemos utilizar todos los medios tecnológicos accesibles para mejorar nuestro trabajo y reducir los errores al mínimo. Así se ha hecho a lo largo del tiempo, con exámenes de laboratorio y de gabinete más sofisticado y exactos.

En cuanto al diagnóstico clínico se han desarrollado programas de inteligencia artificial que ayudan al médico a ser más preciso en sus diagnósticos y, por tanto, más eficaz en sus tratamientos. El más conocido a nivel internacional es el DXplain, desarrollado por el Massachusetts General Hospital, adscrito a la Universidad de Harvard. Existen además el VisualDX y el Isabel de la Universidad de Ottawa. Los algoritmos de estos programas se perfeccionan contantemente y ayudan al clínico especialmente en casos complejos. Están diseñados para personal de salud y no se recomiendan para autodiagnóstico. Los resultados siempre deben pasar por el examen del médico que utiliza los programas y su criterio profesional.

Entonces por el momento no debemos hablar de una sustitución de un humano por una máquina, sino más bien de una cooperación entre la máquina y el humano, uniendo las ventajas de cada uno. Nadie pierde en esta asociación, todos ganan.

La Medicina es una ciencia pero también un arte. La tecnología, la inteligencia artificial y las computadoras han demostrado ser grandes aliados, aunque no pueden sustituir, al menos por hoy, el interés genuino, el efecto calmante y la sabiduría ganada por la experiencia de la vida de nuestro médico de confianza.

Médico Psiquiatra.