Por cada persona desaparecida hay una familia que sufre al no tener respuestas sobre su suerte y paradero y que sobrevive cada día con el dolor de un duelo prolongado e inconcluso. En el marco del 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hace un llamado para que la labor forense ponga en el corazón de su práctica un enfoque humanitario, es decir, que esté centrado en las necesidades de las víctimas y en el respeto a su dignidad.
Si bien la concepción tradicional de la medicina y las ciencias forenses las vincula a fines judiciales: la propia palabra “forense” se deriva del romano for, la sede de los tribunales de justicia y significa “relacionado con la ley”; estos conceptos siempre han tenido una dimensión humanitaria.
Por ejemplo, ante un homicidio, las ciencias forenses ayudan a identificar a la persona fallecida asegurando a sus familiares el derecho de honrar a su ser querido de acuerdo con sus creencias; contribuyen a la comprensión de lo que le pasó a la persona fallecida, procurando así el derecho a la verdad.
El concepto de la ciencia forense humanitaria (un término acuñado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR) es revolucionario al priorizar la dimensión y el aporte humanitario de esta ciencia. Esto incluye el trato digno de la persona identificada como fallecida, su familia y el establecimiento de mecanismos de información y participación para quienes buscan a un ser querido, ya que estos pueden proporcionar información fundamental para la localización e identificación de cuerpos.
De otro lado, la labor forense humanitaria incorpora la perspectiva psicosocial durante el proceso integral de búsqueda de personas desaparecidas: la identificación forense, notificación, la restitución digna y el seguimiento. Este enfoque permite comprender los impactos individuales, familiares y de la comunidad al poner a la víctima en el centro de los procesos, tomando en cuenta sus necesidades y derechos en cada una de las etapas.
Un caso que permite mostrar mejor este abordaje es la acción realizada por el CICR en la identificación de soldados en las Islas Malvinas, muchos años después de la guerra, aportando su experiencia en el ámbito forense en conflictos armados. Conocer la identidad de muchos de los soldados no identificados y brindar así respuestas a una gran parte de las familias que esperaron más de treinta años para cerrar un duelo inconcluso y que les generaba sufrimiento y dolor. Si bien los soldados no identificados no estaban desaparecidos, pues se sabía quiénes eran y estaban enterrados en un cementerio militar, para sus familiares fue fundamental identificarlos por sus nombres y honrarlos en sus respectivas tumbas.
El trabajo que el CICR realiza a favor de personas desaparecidas y sus familias incluye una experiencia forense humanitaria global e interdisciplinaria, con especialistas en patología, antropología, odontología, arqueología, genética y criminalística. Nuestra función es asesorar, formar, capacitar y mejorar la capacidad existente de los especialistas forenses para desarrollar mejores prácticas forenses desde una perspectiva humanitaria. En El Salvador el CICR cumple con este cometido gracias a la relación con el Instituto de Medicina Legal, que permite brindar apoyo técnico y ofrecer mejoras en infraestructura para la atención de víctimas y de su personal. Aspiramos a que esta cooperación se mantenga a futuro en beneficio de las familias de personas desaparecidas.
En la efeméride del Día Internacional de las Personas Desaparecidas cada 30 de agosto, el CICR promueve las prácticas forenses con un enfoque humanitario y psicosocial durante el proceso de búsqueda integral y el apoyo institucional en temas de identificación humana para garantizar el derecho de las familias a saber.
Jefe de Misión del Comité Internacional de la Cruz Roja en El Salvador