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Más impuestos para mejorar la salud, la vieja falacia

Esto de afirmar que una comida o bebida es la causante de una enfermedad determinada es lo que se conoce como FALACIA ARGUMENTATIVA CAUSAL, en la cual los argumentos se basan en un malentendido de causa y efecto.

Por Edward Wollants
Médico y abogado

Una cosa hay que tener clara: cuando el Estado recauda impuestos, lo hace para llevar dinero a sus cuentas y cubrir, en primer lugar, salarios y beneficios para todo el aparato estatal (con más o menos grasa) y solo allá, en lo más profundo, termina la inversión social, dentro de la cual está la salud.

Así que cuando uno lee sobre presidentes que están anunciando que van a poner impuestos a productos específicos, como pueden ser bebidas gaseosas, embutidos, snacks, etc., para mejorar la salud de la población, porque con ello se pretende “desincentivar” el consumo de dichos productos, está leyendo el planteamiento de una falacia argumentativa.

Las falacias argumentativas son aquellas que contienen un razonamiento defectuoso. Ocurren cuando una argumentación contiene un error que lo invalida (en caso de argumentos deductivos) o debilita (argumentos inductivos). Falacia es una palabra de origen latín (fallacia), que significa “truco”, “engaño” o “fraude”.

Las falacias argumentativas se caracterizan por parecer lógicas en su forma, pero presentar algún tipo de error en el razonamiento.

Una falacia con argumentos inductivos puede ser: “Hay personas diabéticas que tomaban bebidas gaseosas. Las bebidas gaseosas causan diabetes”, lo cual es un argumento tan débil que se puede contrarrestar con: “Hay personas diabéticas que nunca tomaron bebidas gaseosas. Las bebidas gaseosas no causan diabetes”.

Las falacias pueden ser creadas de manera involuntaria, o pueden ser creadas intencionalmente para engañar a otras personas, especialmente en los casos de argumentos inductivos, que les gustan mucho a los políticos de ayer y de hoy, para encubrir con “buenas razones” sus verdaderas intenciones.

Si se quiere poner impuestos para contar con más fondos, adelante, con transparencia e indicando el verdadero destino de estos, rindiendo cuentas y listo; pero no como un recién inaugurado presidente latinoamericano, que anuncia que le va a incrementar impuestos a las bebidas gaseosas y a los embutidos porque “son malos”; una medida que ya viene agotada de modelos que han sido probados en México y Ecuador, sin éxito.

En México, en 2014, le pusieron más impuestos a las bebidas gaseosas y su consumo disminuyó por menos de dos años, luego volvió a subir y rebasó los niveles previos al impuesto; ¿quiénes salieron ganando?, ¿los consumidores porque hoy consumen menos y son más saludables?, claro que no, los alegres y felices fueron los de hacienda, porque tienen más plata para que gaste el gobierno.

Si realmente se quiere impactar la salud pública, se debe hacer cambios que produzcan una diferencia dentro de la población. Entonces lo que sí constituye una medida auténtica es una modificación total en el sistema educativo de un país, para alcanzar niveles de pensamiento crítico dentro de la población, lo cual implica que a todo nivel y desde la más temprana infancia se perseguirá a través de una política pública educativa bien planificada y las herramientas de ejecución adecuadas y en las manos capaces, regenerar un sistema de educación, donde al estudiante se le provean no solo conocimientos, sino los conocimientos necesarios y competencias adecuadas, se le guíe para adquirir la capacidad de pensar de manera crítica y no, como ha venido siendo por mucho, para criticar sin pensamiento; tal y como parecen haber sido catequizados o cuando mucho formados, la mayoría de los políticos de las américas de hoy.

Esto de afirmar que una comida o bebida es la causante de una enfermedad determinada es lo que se conoce como FALACIA ARGUMENTATIVA CAUSAL, en la cual los argumentos se basan en un malentendido de causa y efecto. Implica suponer erróneamente que los eventos secuenciales están relacionados causalmente. Y, cae dentro de lo que se denomina ARGUMENTUM AD POPULUM: tratar de convencer a las personas que aquello que se dice es cierto solo porque lo repiten muchos o lo repiten constantemente (un tal Dr. J. Goebbles era fan de este tipo de argumentaciones falaces). 

Individuos educados y con pensamiento crítico, serán capaces de tomar buenas decisiones para su salud y su vida en general, caso contrario, impuestos, advertencias, etc., son solo espectáculo.

Médico Nutriólogo y Abogado

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