¿Más recursos o más eficiencia?

Parece obvio que lejos de seguir profundizando en el debate estéril, como sociedad debemos enfocarnos en la discusión técnica de las posibles soluciones

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Foto Por elsalv

Por José Portillo*

2015-12-09 9:45:00

Es la pregunta que muchos tratamos de responder, cuando abordamos la crisis actual de seguridad por la que atraviesa nuestro querido El Salvador. Para intentar responder esta pregunta, bien vale la pena analizar al menos uno de los factores que pueden incidir en la reducción de los índices delincuenciales actuales, siendo este el número de policías activos, es decir, el factor humano disponible para la lucha contra el crimen a todo nivel.
 
De acuerdo a Naciones Unidas, el promedio mundial de policías activos por cada 100,000 habitantes es de 300 agentes. En algunos países de nuestro continente, usando la misma medición, encontramos los siguientes promedios de agentes policiales; Panamá, 333; Colombia, 323; Chile, 282; Estados Unidos, 373, y El Salvador, con 406. Es decir, numéricamente hablando, contamos con un número de policías suficiente para enfrentar la delincuencia. Su capacitación, motivación, equipo y demás  factores que afectan su eficacia, es tema de otra discusión. 

Ahora bien, en El Salvador operan también los cuerpos de agentes municipales, que no están contabilizados dentro de los 26,000 efectivos que forman la PNC. Para tener una idea del tamaño de dicho cuerpo, solo en San Salvador contamos con alrededor de 900 agentes, siendo este solo uno de los doscientos sesenta y dos municipios del país. Es decir, hay varios miles de mujeres y hombres armados al servicio de las municipalidades, destacados en todo el territorio, que ya devengan un salario y que bien pueden asumir tareas de tales como todo lo competente al tránsito, perseguir delitos ambientales, mantenimiento del orden en eventos, brindar seguridad a edificios públicos tanto municipales como del gobierno central, entre otros. Esto con el afán que la PNC pueda enfocarse aún más, en la prevención y persecución de delitos donde los infractores representen un mayor grado de peligrosidad. Esto obviamente con las debidas aprobaciones de ley para establecer dichas atribuciones y en coordinación con la PNC. 

En adición a la PNC y a los cuerpos de seguridad municipal, en nuestro país existe lo que solo puede ser descrito como un ejército de agentes de seguridad privada, la más vasta masa de mujeres y hombres armados al servicio de particulares que he podido ver entre los países que he visitado. Algunos estiman el número entre 50,000 y 70,000 agentes brindando seguridad a personas, casas, residenciales, tiendas, fincas, centros comerciales, fábricas, bancos, paneles repartidores de golosinas e increíblemente hasta dependencias gubernamentales. El número exacto es realmente incalculable, dado que muchos ejercen su oficio sin autorización alguna y con el mínimo nivel de entrenamiento. 

Pregunto ¿qué pasaría si todos los agentes de seguridad públicos y privados estuvieran coordinados para enfrentar la delincuencia? ¿Estamos como país haciendo uso eficientemente del recurso humano que ya pagamos? ¿Por qué otros países con menos elementos de seguridad proporcionalmente hablando han logrado combatir eficientemente la delincuencia? ¿Esta nuestra fuerza pública debidamente capacitada y coordinada para el combate e investigación del delito? ¿Realmente necesitamos más recursos para combatir el crimen? 

Sin lugar a duda, en algunas áreas se necesitan más recursos, pero ciertamente en seguridad, no se necesita más recurso humano, al menos los números así lo demuestran, la PNC por sí sola esta muy por encima del promedio mundial en numero de agentes requeridos para cumplir la labor. Parece obvio que lejos de seguir profundizando en el debate estéril, como sociedad debemos enfocarnos en la discusión técnica de las posibles soluciones a la crisis actual de seguridad. Los dimes que te diré, poco o nada abonan a la solución, es hora de ser un poco mas humildes y escuchar a esos expertos que han logrado transitar sus ciudades o países del caos a la tranquilidad. El verdadero buen vivir no se mide en número de festivales de sábado por la mañana, sino más bien, es la certeza que deberían tener igualmente trabajador y empresario, que su vida tiene precio y que lo ganado no les será robado.
 

* Colaborador de El Diario de Hoy
@jpelsalvador