Por fin, la realidad

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.

Por María Alicia de López Andreu

2021-09-17 5:10:34

Desperté el 15 de septiembre agradeciendo al Señor el darme un día más. Uno memorable: la celebración del Bicentenario de nuestra Independencia. ¿Cómo se viviría?

Pues se vivió como esa fecha lo merecía: con la población manifestándose espontáneamente, respondiendo a los llamados de múltiples agrupaciones civiles o políticas, que tienen su propia e individual agenda, que ese día quedó rezagada ante sentimientos compartidos, como patriotismo, rechazo al bitcoin, defensa de nuestra democracia.

Décadas y enfermedades acumuladas me impidieron participar en esa marcha, donde se mostró que “Libertad” no es una palabra hueca y pasada de moda, sino una necesidad vital. Creí erróneamente que los canales de televisión le darían seguimiento en vivo. Porque siempre, cada año transmitieron cuando los tres Órganos del Estado honraban esa fecha colocando ofrendas florales ante el monumento alusivo en la Plaza Libertad, entonando el Himno Nacional y coreando la Oración a la Bandera.

Siempre, a excepción de este año, que las autoridades actuales despreciaron, una vez más, nuestros símbolos y tradiciones.

Definitivamente - pensé - las televisoras cubrirían la multitudinaria marcha que se realizaba, como hicieron siempre con los desfiles escolares y militares de esa fecha. ¿No se desvivían por transmitir a las cachiporristas? ¡Pues mucho más importante esa marcha! Pero me equivoqué. Este año, especialísimo por su significado, las televisoras “independientes” se abstuvieron de transmitir la celebración más grande, espontánea, significativa e importante de nuestro Bicentenario. ¡Qué tristeza! Deberán estar avergonzados. En su lugar, las redes sociales y medios digitales cubrieron tan magno evento. ¡Muchísimas gracias!

Y aunque en su errática cadena nacional pregrabada el Excelentísimo trató de minimizar lo acontecido esa mañana, fue notorio que la realidad, finalmente, le alcanzó e hizo mella. No para, responsablemente (¿él, responsabilidad?) hacerse cargo del claro mensaje dirigido por la población, sino para acusar a países “amigos” (enfatizó) de financiar una “oposición violenta, de vándalos”. ¡Qué ridiculez! Dos hechos violentos, provocados por ya se supone quiénes, no opacan la multitudinaria marcha donde cada quien llegó por sus propios medios, elaboró su propio cartel, compró su botellita de agua y, con valentía y decisión, se unió a la marcha multitudinaria PACÍFICAMENTE.

Había miembros de partidos políticos sin colores, banderas o consignas partidarias. Eran simplemente salvadoreños hermanados a los demás participantes, de diferentes ideologías y tendencias. Mi prima contó que iban ella y sus amigas del bracete junto a muchísimas señoras de todas las clases sociales, coreando “el pueblo unido, sin colores de partido” (además, claro, de otras consignas impropias de una dama, pero sumamente atinentes a la situación de nuestro país.)

Eso es lo que el Excelentísimo no quiere ver. Sus oídos solamente ansían escuchar las alabanzas de sus serviles diputados, magistrados y funcionarios. Ni siquiera le dio importancia a la cacareada presentación que el vicepresidente Ulloa haría del proyecto de “reformas” a nuestra Constitución (tuvo más presencia Layla que el Vice). Pero el pueblo, ese que él dice representar, lo tiene ya muy, muy mal calificado. Y eso no lo soporta.

Infinitas y sinceras gracias a quienes marcharon, representándonos a todos aquellos que, por diversas y graves razones, no pudimos estar físicamente presentes. Ahora, la misión es mantener esa unión por El Salvador, hasta conseguir el regreso de nuestra libertad.

Y para resumir en números la jornada del 15/09/2021, el tablero quedó así: pueblo, diez. Excelentísimo: un gran cero.